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Armando Alcántara Santuario

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Universidades centroamericanas: la UNAH

Alcántara-Santuario, Armando. (octubre 11, 2012). Universidades centroamericanas: la UNAH. Suplemento Campus Milenio. Núm. 482, pp.7 2012-10-11

Es bien sabido que en las clasificaciones o rankings internacionales de universidades, sólo muy pocas instituciones de las que aparecen en los primeros sitios pertenecen a los llamados países en desarrollo. Es este el caso de las universidades latinoamericanas, de las que sólo un puñado de ellas aparece entre las principales. Dado que los indicadores utilizados en dichos rankings privilegian la productividad en la investigación científica, la ventaja para las universidades de los países anglosajones llega a considerarse inalcanzable. Sin embargo, si en las clasificaciones internacionales se tomaran en cuenta indicadores de tipo social, como el porcentaje de estudiantes graduados provenientes de hogares con bajos ingresos o el compromiso—y las acciones concretas—de las instituciones universitarias con el desarrollo de sus comunidades y el país en general, las posiciones de muchas instituciones probablemente serían muy diferentes.

Si bien las universidades públicas centroamericanas no aparecen con mucha frecuencia en la literatura internacional sobre educación superior, su presencia e importancia en la vida académica, científica y cultural de sus sociedades es muy alta. Varias de ellas, además, cuentan con una rica y larga historia. Son estos los casos, por ejemplo, de la Universidad de San Carlos en Guatemala, la Universidad de El Salvador, la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, la Universidad de Costa Rica, la Universidad de Panamá y la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Desde 1948 estas universidades y otras instituciones públicas de educación superior se agruparon en el Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA).

Como parte de las reuniones generales y subregionales que periódicamente llevamos a cabo los integrantes del Proyecto Marco Interuniversitario para la Equidad y la Inclusión Social en la Educación Superior, al cual ya me he referido en estas páginas (Campus Milenio Núm. 409), la semana pasada tuve la oportunidad de visitar el campus principal de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en Tegucigalpa. A semejanza de otras universidades públicas de la región, los inicios de la UNAH se remontan a la primera mitad del siglo XIX cuando el padre José Trinidad Reyes y un grupo de amigos y estudiantes crearon la Academia Literaria de Tegucigalpa, la cual con el apoyo del gobierno de la época se transformó en la Universidad del Estado. La autonomía se le otorgó en 1957, y recientemente (2004) el Congreso Nacional le aprobó una nueva ley orgánica. Es de llamar la atención que este ordenamiento jurídico faculta a la UNAH para dirigir y desarrollar la educación superior y profesional tanto pública como privada en todo el país.

Además de contar con una ciudad universitaria localizada en la capital hondureña, la UNAH también tiene una red de ocho centros académicos ubicados en las ciudades de San Pedro Sula, La Ceiba, Comayagua, Santa Rosa de Copán, Choluteca, Juticalpa, Olanchito y Danlí. Su oferta educativa se compone de 121 carreras, de las cuales 65 son de pregrado (incluyendo 18 de tipo técnico) y 56 de posgrado. La matrícula estudiantil es de casi 70 mil estudiantes, siendo 1, 376 de posgrado y poco menos de seis mil del sistema de educación a distancia. El ingreso a la Universidad Nacional lo determina el puntaje obtenido en la Prueba de Aptitud Académica (PAA), la que, además de los conocimientos básicos, explora el razonamiento verbal y el razonamiento matemático de los aspirantes.

La planta académica la componen 2 mil 702 profesores y el número de empleados administrativos y de servicios asciende a 2, mil153. En lo que se refiere a los recursos financieros, de acuerdo con la Constitución hondureña, le corresponde una asignación anual no menor al 6% del presupuesto de ingresos netos del país, sin incluir préstamos y donaciones. Sin embargo, debido a las dificultades económicas que en los últimos años ha enfrentado en los últimos años, ello no ha sido posible.

De acuerdo con la Ley Orgánica, la nueva estructura de gobierno universitario está integrada por diversos órganos como el Consejo Universitario, la Junta de Dirección Universitaria, la Rectoría, la Comisión de Control de Gestión y el Comisionado Universitario. Otras autoridades son los decanos (directores) de facultades, directores de centros universitarios y titulares de las direcciones académicas y administrativas. Cabe señalar que a partir del 2005 comenzó el desarrollo de una reforma integran de la universidad, la cual aspira a efectuar una profunda transformación institucional a través del mejoramiento de la calidad de todas sus actividades académicas y el fortalecimiento institucional. En el primer aspecto, se incluyen la docencia y la investigación, el uso creativo de las tecnologías de la información y la comunicación, y la responsabilidad social solidaria. El segundo incorpora la autonomía, el gobierno universitario y la gestión transparente y eficiente.

Durante mi corta estancia en la UNAH pude apreciar el entusiasmo con que el equipo encabezado por la rectora Julieta Castellanos y la vicerrectora académica, Rutilia Calderón, está desarrollando los programas académicos y la gestión administrativa, lo cual ha comenzado ya a impactar en diversos ámbitos de la sociedad hondureña. Dichos esfuerzos e iniciativas son muy loables y dignos del mayor de los éxitos, sobre todo porque pretenden fortalecer la presencia y el papel de la universidad en un país, que como otros más de la región, se enfrenta a una muy difícil situación económica y social.




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