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Armando Alcántara Santuario

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Educación superior: bien público, derecho básico y deber del Estado

Alcántara-Santuario, Armando. (septiembre 03, 2009). Educación superior: bien público, derecho básico y deber del Estado. Suplemento Campus Milenio. Núm. 335, pp.12 2009-09-03

Ahora que el presupuesto 2009 de las universidades —según el anuncio de la Secretaría de Hacienda—será reducido en 800 millones de pesos, resulta del mayor interés la lectura del capítulo escrito por José Dias Sobrinho, profesor de la Universidad de Campinas (Brasil), aparecido en un volumen coordinado por Sjur Bergan y publicado por la UNESCO con motivo de la reciente Conferencia Mundial de la Educación Superior efectuada en París a inicios de julio de este año.

El texto de Dias Sobrinho, intitulado “Higher education: a public good, a State duty ”, gira alrededor de dos grandes premisas. La primera sostiene que no solamente todos tienen derecho a la educación, sino también es un deber del Estado ofrecer educación de calidad a todos los estudiantes. La segunda afirma que la educación no es un bien negociable, aunque pueda ser ofrecida por entidades privadas.

En los tres apartados en que divide su escrito, Dias Sobrinho realiza, primeramente, un exhaustivo análisis del concepto de calidad en la educación, en general y de la superior, en particular. Contrasta, por un lado, el de naturaleza corporativa —tan extendido en nuestros días—, el cual se encuentra asociado a conceptos de eficiencia, productividad, costo-beneficio, lucro/ganancia y ajuste a las necesidades de la industria. Por el otro, está el sentido que debe tener en el terreno educativo (ligado a conceptos de relevancia, equidad, responsabilidad social, diversidad cultural y los contextos en los cuales se establece) y que se dirige a lograr el pleno desarrollo humano, la creación de capacidades críticas y de reflexión en los ciudadanos, así como la participación activa en el desarrollo de sociedades democráticas.

Asimismo, Dias Sobrinho destaca que un factor que hace de la calidad un tema urgente y vital es el crecimiento exponencial de la matrícula y las instituciones de educación superior (IES), el cual alcanza niveles excesivos en algunos países. En este orden de cosas, el argumento elitista sostiene que la calidad es posible sólo para unos cuantos. Por otro lado, si la educación es un bien público al cual todos tienen derecho a disfrutar, entonces la educación para más gente, de ser posible para todos, requiere de elevar su calidad permanentemente. En consecuencia, un sistema educativo que excluye a ciertos grupos o, como llega a suceder en varios casos, a la mayoría de la población, no es un sistema de calidad.

En el segundo apartado se discute el tema del desarrollo sustentable. Se señala que la educación superior de calidad genera desarrollo. Sin embargo, en nuestros días, el concepto de desarrollo debe examinarse de manera crítica. Esto debido a que, en el mundo actual de la economía global, el desarrollo se asocia predominantemente al crecimiento económico y el mejoramiento de los factores de la producción de riqueza material. Como se sabe, el modelo hegemónico de desarrollo guiado por la sociedad económica global no ha resuelto los problemas básicos de la humanidad (alimentación, vivienda, educación y salud), tampoco garantiza la preservación del medio ambiente. Por el contrario, dicho modelo ha exacerbado de manera significativa los desequilibrios, ambientales y sociales. Dias Sobrinho considera, en este sentido, que la educación superior podría ayudar a crear conocimiento, conciencia y actitudes que representen un cambio radical en la relación de los seres humanos con la naturaleza y la vida en general.

El tercer apartado destaca que una parte importante de la responsabilidad de las IES y del Estado se relaciona con el establecimiento de organizaciones, criterios y conceptos, el desarrollo de mecanismos nacionales y la promoción de procesos de evaluación y acreditación. Estas acciones han de contar con la participación activa de las comunidades académicas y científicas. Todo ello es necesario para asegurar la calidad, aumentar la relevancia y el valor público de la educación de los ciudadanos y la producción del conocimiento. Además, una condición ineludible es que los criterios para definir la calidad no deberían ser una copia acrítica de modelos externos, sin importar qué tan prestigiosos puedan ser, sino constituir genuinos instrumentos diseñados de manera endógena e incluyendo la participación de las comunidades involucradas en los procesos, destacando las diferencias y similitudes de cada institución dentro de cada país.

Como puede verse en este apretado resumen, el artículo contiene una discusión de suyo interesante acerca de temas clave en la educación superior actual. Si bien algunos de ellos se tratan de manera general, su análisis —principalmente del tema de la educación superior como bien público y deber del Estado— constituye una aportación muy valiosa a los debates actuales sobre dichos temas. Por ello su lectura es altamente recomendable.




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