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Alejandro Canales Sánchez

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¿Se incumplirá el compromiso del 1 por ciento del PIB para investigación científica?

Canales-Sánchez, A. (agosto 22, 2013). ¿Se incumplirá el compromiso del 1 por ciento del PIB para investigación científica?. Suplemento Campus Milenio. Núm. 523 2013-08-22

Todo parece indicar que sí: en esta administración será prácticamente imposible alcanzar el 1 por ciento del PIB para investigación científica y desarrollo experimental. El indicador internacional más utilizado para establecer comparaciones válidas. Probablemente, y todavía está por verse, la meta se aproximará a un gasto global en ciencia y tecnología, no en investigación científica. No es lo mismo.

El pasado junio, aquí mismo, reiteramos la persistente discordancia entre la legislación educativa y la de ciencia y tecnología, en torno del gasto sectorial como proporción del PIB (“¿De qué hablamos cuando hablamos del uno por ciento para ciencia y tecnología?” Campus MILENIO No. 516). Una se refiere a una participación relativa de gasto público; la otra a gasto nacional (público y privado). Sin embargo, no solamente es una referencia ambigua acerca de cual podría ser la participación relativa de las fuentes de financiamiento. El problema, y esto es más importante, es la confusión sobre el tipo de actividad a la que se podría canalizar el financiamiento.

La legislación educativa precisa que el uno por ciento será para “investigación científica y al desarrollo tecnológico en las Instituciones de Educación Superior Públicas” (artículo 25). La ley de ciencia y tecnología dice: “actividades de investigación científica y desarrollo tecnológico” (Artículo 9 Bis). ¿Es lo mismo? No. Y la diferencia no solamente se debe a la referencia a las IES públicas. El Manual de Frascati establece claramente qué son y cómo se integran las actividades científicas y tecnológicas. El Manual es un documento técnico —cuya primera versión impulsó la OCDE hace cuatro décadas y la edición más reciente es del 2002—, con las definiciones elementales para medir los esfuerzos en materia de investigación y desarrollo. Es la referencia internacional para establecer comparaciones, aceptada por científicos y gobiernos nacionales.

De acuerdo al Manual de Frascati, y en esto coincide con la propuesta de Unesco relativa a la a la normalización internacional de las estadísticas en el sector, las actividades científicas y tecnológicas se integran por tres diferentes actividades: “la investigación y el desarrollo experimental” (IDE); “la enseñanza y la formación científica y técnica”; y los “servicios científicos y tecnológicos”. La enseñanza y la formación se refieren fundamentalmente a todas aquellas actividades educativas y de enseñanza de posgrado, especializadas y de capacitación, en la que se incluyen las becas. Los servicios científicos y tecnológicos incluyen todas las actividades dirigidas generar, difundir y aplicar los conocimientos, como las actividades de museos, bibliotecas, publicaciones, asesorías, los trámites de patentes, entre otros.

Por su parte, la IDE comprende “el trabajo creativo llevado a cabo de forma sistemática para incrementar el volumen de conocimientos, incluido el conocimiento del hombre, la cultura y la sociedad, y el uso de esos conocimientos para crear nuevas aplicaciones”. (Manual de Frascati, 2002, p. 30). Es el núcleo duro de las actividades científicas y tecnológicas.

A su vez, la IDE, según el mismo documento, incluye tres tipos actividades: a) la investigación básica, la que se dirige principalmente a obtener nuevos conocimientos, sin detenerse en su aplicación o utilización; b) la investigación aplicada, orientada fundamentalmente a un objetivo práctico específico y c) el desarrollo experimental, el cual utiliza las dos anteriores y busca la producción de nuevos materiales, productos o dispositivos, así como la puesta en marcha de nuevos procesos, sistemas y servicios o a su mejora.

En las estadísticas internacionales y en las publicaciones sistemáticas de diferentes organismos mundiales, cuando se habla de inversión en la materia, básicamente se refieren a la realizada en IDE; las actividades del posgrado y los servicios pertenecen a otros rubros de comparación.

El Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, como parte de las estrategias, anotó que se contribuirá a que “la inversión nacional en investigación científica y desarrollo tecnológico crezca anualmente y alcance un nivel de 1 por ciento del PIB”. ¿Significa lo mismo que IDE o el Plan más bien se refiere al conjunto de actividades científicas y tecnológicas? Lo sabremos cuando aparezca el programa sectorial.

Veremos las cifras la semana próxima, pero adelantemos que si se trata de IDE el esfuerzo financiero parece poco probable.




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