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Alejandro Canales Sánchez

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¿Universidades para el malestar?

Canales-Sánchez, A. (octubre 28, 2021). ¿Universidades para el malestar?. Suplemento Campus Milenio. 2021-10-28

La realidad de la UNAM, múltiple y diversa, no una entidad de expresiones y posiciones únicas no corresponde a las declaraciones del presidente López Obrador

Las referencias del presidente Andrés Manuel López Obrador en sus conferencias de prensa matutinas no son casuales, tal vez porque, como él mismo lo ha repetido una y otra vez, su “pecho no es bodega” y siempre, o casi siempre, dice lo que piensa. La mención que hizo de la UNAM tampoco fue azarosa porque la reiteró en tres ocasiones consecutivas en la última semana. ¿Entonces?

Después de casi tres años de conferencias del ejecutivo federal, ya está claro que ese ejercicio cotidiano de comunicación es, sobre todo, un megáfono nacional para exponer su visión de las cosas, para fijar la agenda política y orientar el debate público.

¿Qué dijo el presidente de la República sobre la Universidad Nacional? Los medios han reproducido de forma abundante todo lo dicho. Sin embargo, vale la pena anotarlo con exactitud. El jueves 20 le preguntó Víctor Buendía si “por la política neoliberal el país quedó rezagado en conectividad de Internet” y aludió a la oportunidad que tendrá el presidente en el año 2023 de retirar o no la concesión de Telmex al empresario Carlos Slim.

La respuesta fue larga, aunque López Obrador desde el comienzo dijo que, llegado el momento de renovar o no la concesión, hará lo más conveniente para al país. Puntualizó que había sido una iniciativa de Salinas de Gortari, en cuyo periodo neoliberal todo fue privatizado, la excepción fue un “banquito” (Bansefi), mismo que se convertirá en los bancos del bienestar. A propósito de la creación de esos bancos, destacó lo difícil que ha sido que todas las personas, incluyendo miembros de su gabinete, acepten los cambios.

Reiteró lo dilatado que es cambiar la mentalidad y contar con servidores públicos que piensen en el interés general y ahí añadió “Yo quisiera avanzar más, no puedo porque fue mucho tiempo de atraso, de saqueo, pero además de manipulación, muchísimo tiempo. Afectaron dos generaciones, en las universidades públicas, hasta la UNAM se volvió individualista, defensora de estos proyectos neoliberales, perdió su esencia de formación de cuadros, de profesionales para servir al pueblo”.

O sea, el presidente no puede avanzar más porque no tiene respaldo, ni de la UNAM, porque ésta se volvió defensora del neoliberalismo. Las apreciaciones del presidente sobre la Universidad fueron amplia y contundentemente rechazadas el mismo día. Imposible sostener una generalización de esa magnitud o aceptar el pensamiento único en la institución.

Al día siguiente, haciéndole notar las reacciones que había desatado el día previo, los reporteros volvieron a la carga con el presidente. Entonces dobló la escala y dijo: “No solo la UNAM, todas las universidades fueron sometidas por el pensamiento neoliberal, todas”. Además, agregó otro calificativo: “Es lamentable que la UNAM se haya derechizado como sucedió en los últimos tiempos”. Aunque también matizó: “no todos los maestros afortunadamente están así”. Pero punzó: los economistas no defendieron un modelo alternativo al neoliberal y la Universidad no estuvo a la altura de las circunstancias.

Finalmente, en la conferencia de este lunes 25, sin pregunta de por medio, cuando el presidente reiteraba que no habrá cambios ni negociaciones con los partidos para la aprobación del presupuesto para el año próximo, soltó: “Ahora que hice un pequeño cuestionamiento sobre la UNAM se pusieron también enojadísimos. Apenas si los testereé, les dije que se había derechizado la UNAM”. Aseguró que estaba convencido de eso y agregó: “se llenaron las facultades de ciencias sociales de conservadores”.

En resumidas cuentas, el ejecutivo federal piensa que la Universidad y todas las universidades fueron sometidas por el neoliberalismo y no están respaldando los cambios que él propone. No, ni una ni otras. La historia y las dimensiones de la UNAM muestran que no es y no puede ser una entidad de expresiones y posiciones únicas; coexisten muchas UNAM, lo propio es la crítica y las voces son múltiples y muy diversas.

Todavía menos puede ser el caso de pensamiento único en el heterogéneo conjunto de universidades del sistema. ¿El presidente no tiene apoyo de las instituciones universitarias? Sin ir más lejos sería suficiente con mirar la composición de su gabinete o de los legisladores del partido gobernante.

Un tema distinto es la búsqueda gubernamental de posiciones unánimes en el complejo sistema de universidades a favor de uno u otro proyecto político. Los episodios en la historia de la autonomía universitaria muestran que ese tampoco es el camino para la libertad de las ideas y ni siquiera es lo deseable.

Otro asunto diferente es el ingreso de esquemas y mecanismos neoliberales en los marcos normativos de las universidades. Un aspecto de interés que sí vale la pena discutir y resolver, de relevancia para las viejas y nuevas instituciones. En las primeras hay un malestar latente y mucho que cambiar; en las segundas, los profesores y alumnos de las Universidades para el Bienestar están lejos de expresar un bienestar con las instalaciones, la oferta educativa y la precariedad e inestabilidad de los contratos laborales.

No se requieren universidades para provocar malestar o bienestar, solamente instituciones plenas, libres, críticas y socialmente responsables.

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Pie de página: Javier López Casarín, del Verde Ecologista, presidirá la comisión de ciencia de los diputados. Atentos.




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