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Alejandro Canales Sánchez

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SNI: modificación profunda

Canales-Sánchez, A. (julio 07, 2022). SNI: modificación profunda. Suplemento Campus Milenio. 2022-07-07

El plazo se venció y la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer) no dijo si autorizaba o no la exención de análisis de impacto regulatorio (AIR) a la propuesta de nuevo reglamento del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). La Comisión recibió la solicitud el 23 de junio, debió resolver el pasado jueves 30 de junio, pero todavía este 4 de julio no emitía ningún pronunciamiento al respecto.

La convocatoria de este año del SNI no saldrá hasta que se resuelva el tema normativo, una presión adicional para otorgar o no la exención. La aceptación llevaría a la aplicación inmediata del reglamento y un rechazo prolongaría la espera alrededor de un mes. El problema es que la propuesta sí tiene un impacto regulatorio y es de alto voltaje. La eliminación del apoyo económico del SNI a los investigadores de instituciones particulares está en el cálculo y tal vez es uno de los principales motivos de la demora de la Conamer.

Sin embargo, la exclusión de particulares no es nueva. Desde abril del año pasado la Conamer aprobó sin mayores reparos la reforma que eliminó el beneficio de los incentivos económicos para investigadores del sector privado (DOF. 20.04.2021). Aunque los perjudicados no se quedaron cruzados de brazos, interpusieron amparos y actualmente el asunto se dirime en los tribunales. El conflicto no es sencillo de resolver.

Pero la norma propuesta tiene otro impacto regulatorio importante: valorará no solamente un periodo de productividad para otorgar el incentivo, ahora dice que privilegiará toda la trayectoria y, todavía más importante, propone alargar la permanencia en un nivel, al menos por dos periodos, antes de que un miembro del SNI pueda ser ascendido al siguiente nivel.

El SNI, como se sabe, distribuye sus distinciones en tres categorías: a) candidato; b) investigador nacional con nivel I, II o III; y c) investigador emérito. La distinción se conserva por un periodo que va de los tres a los cinco años, según categoría y nivel, y en cada caso le corresponde un determinado monto de incentivo económico. Al término de ese periodo, todas las categorías, pero en mayor volumen para los investigadores que están en los niveles I y II, previa evaluación, pueden ascender, descender o salir del programa.

Ahora, la nueva norma propone que los periodos para todos sean de cinco años (excepto para los candidatos) y para pasar del nivel I al II, el investigador debe permanecer al menos en dos ocasiones en el primer nivel antes de aspirar a un ascenso y el mismo caso sería para pasar del II al III. O sea, esperar al menos 10 años en un nivel para pasar al siguiente y alrededor de 24 años para pasar de candidato a investigador nivel III.

La exclusión de investigadores de instituciones particulares y el alargamiento de plazo para alcanzar el máximo nivel han suscitado las mayores críticas. La primera incoformidad proviene de algunos de los cerca de 2 mil investigadores de ese sector (alrededor del 6 por ciento del total de miembros del SNI) que no recibirían el correspondiente incentivo económico; la segunda deriva del pujante número de jóvenes que ve cómo se aleja el trayecto para alcanzar los niveles máximos del sistema. Una muestra de comentarios se pueden leer en la plataforma de la Conamer.

En estas circuntancias, es claro que la propuesta de nuevo reglamento sí tiene un impacto regulatorio y tal vez por eso la Conamer no se ha pronunciado al respecto. Pero hay otras modificaciones. Lo dijimos aquí mismo la semana pasada: estamos ante un cambio en la finalidad del programa, ya no será evaluada la calidad de los investigación a secas, ahora se le añade cumplir con ciertas condiciones para recibir la distinción.

La actual administración modificó los objetivos del SNI y los cambió desde la reforma al reglamento de abril del año pasado. No lo hizo en la actual propuesta, como erróneamente dije aquí en la entrega anterior y me lo hicieron notar. La diferencia es que, antes, el cambio de finalidad estaba pero no tenía dientes, permanecía en el terreno de las intenciones porque no estaba acompañada de los instrumentos para hacerla efectiva.

Ahora no solamente se alargan los plazos de evaluación, también cambia la selección, organización y funcionamiento de las comisiones dictaminadoras. Estas últimas son el instrumento clave en la valoración del desempeño y cada una eligirá sus criterios.

Ya suman cinco reformas al reglamento y si los principales vectores del cambio se han añadido de forma improvisada y sin un plan, como la exclusión de investigadores de establecimientos particulares, el alargamiento de periodos para ascender en el programa y condiciones adicionales para recibir el reconocimiento, tal vez de lo que estamos hablando es de diques para contener la expansión y el presupuesto del programa.

No se puede tener un programa de dimensiones del total de investigadores y menos uno como el SNI. O, como decía Borges, un mapa del imperio que tiene el tamaño del imperio. El cambio profundo y el punto de inflexión al extendido crecimiento del SNI llegó por el lado de la limitación de recursos financieros.

Pie de página: La huída de personal académico del CIDE sigue en aumento, una lástima por la institución y por los centros públicos de investigación.




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