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Alejandro Canales Sánchez

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Resplandor, contacto y restricción en el espacio aéreo

Canales-Sánchez, A. (octubre 13, 2022). Resplandor, contacto y restricción en el espacio aéreo. Suplemento Campus Milenio. Núm. 968. 2022-10-13

La polémica sobre el acuerdo entre México y Rusia en materia espacial fue registrado en los medios la mañana del sábado 8 de octubre. Un tuit de la periodista Dolia Estevez apuntó: “El presidente ruso, Vladímir Putin, ha firmado una ley que ratifica un acuerdo intergubernamental con México sobre la cooperación para investigar y usar espacio ultraterrestre con fines pacíficos, según decreto presidencial publicado en el portal oficial ruso” (08.10.2022).

La misma periodista, citando medios oficiales rusos y otra agencia de noticias, añadía que el acuerdo incluía: «colocar en el territorio mexicano estaciones del sistema de navegación satelital Glonass y ‘un complejo óptico-electrónico para prevenir situaciones peligrosas en el espacio circunterrestre'».

El punto de interés se dirigió a la instalación en México de redes terrestres del sistema ruso Glonass (siglas en inglés que corresponden a Sistema Global de Navegación por Sistema Satelital), una tecnología análoga a la estadounidense GPS (Sistema de Posicionamiento global). Ambos sistemas son utilizados para desarrollo tecnológico y comercial, pero también para fines militares y de seguridad nacional.

La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), el mismo sábado 8, emitió un comunicado para aclarar que sí existía el acuerdo, firmado en septiembre del año pasado por la Agencia Espacial Mexicana y el gobierno ruso. Pero añadió que no está en vigor en ninguno de los dos países y precisó: “El documento suscrito no contempla acciones relacionadas con el sistema Glonass ni existe previsión de que pudiera ser incluido en un futuro cercano” (SRE 08.10.2022).

La SRE publicó el documento completo. En efecto, no incluye como tal el sistema Glonass. No obstante, el artículo 3 de ese acuerdo, referido a las áreas de cooperación, menciona entre ellas a las “comunicaciones por satélite, así como el uso de las tecnologías de información y los servicios asociados a ésta” y también a la “navegación por satélite y tecnologías y servicios asociados a ésta”.

O sea, el acuerdo marco sí podría dar lugar al sistema Glonass. También es verdad que la agencia Sputnik para América Latina informó que, como lo mencionó Dolia Estevez, el presidente ruso sí firmó la ley correspondiente y la nota dice explícitamente que incluye la instalación del sistema Glonass (07.10.2022).

En estas circunstancias, el tema fue a parar al podio matutino del presidente López Obrador. La reportera Stephanie Palacios, de la agencia Sputnik, preguntó al mandatario: “¿a qué se refiere en el punto sobre la cooperación de navegación por satélite? Si hay alguna información más. ¿Y qué es lo que está pasando?, porque hay como una desinformación”.

El presidente reiteró lo que ya había adelantado la SRE el fin de semana y aclaró que no hay la intención de permitir que los satélites rusos puedan “espirar el espacio aéreo mexicano y de América del Norte”. Atribuyó la polémica al problema de la guerra y a las próximas elecciones en Estados Unidos.

Sin embargo, la reportera volvió a la carga. López Obrador cortó, dijo que era esa que estaba explicando y añadió: “Pues imagínese, para que intervenga un ex presidente de México a decir que estamos tomando partido y que se está comprometiendo la soberanía de México”. Continuó con las frases para los desencuentros: “o sea, es politiquería, oportunismo, elecciones” y así siguió.

¿No hay problema? Sí lo hay. En primer lugar, según lo reportó la Agencia Espacial Mexicana, la celebración del acuerdo tiene más de un año, fue por instrucción del presidente López Obrador y en ocasión de la visita rusa a los festejos de los 200 años de la independencia de México. Pero el Senado todavía no se da por enterado y es la instancia que debe ratificar los acuerdos internacionales. No hay ninguna urgencia o el instrumento es completamente irrelevante para fines prácticos.

En segundo lugar, en la última década, México impulsó una renovada política para la puesta en órbita de satélites e incluso instauró la Agencia Espacial Mexicana. A diferencia del acuerdo con Rusia, el Senado ya aprobó el Convenio Constitutivo de la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE), con la finalidad de coordinar las actividades espaciales de la región. Un esfuerzo de contacto que desde hace dos años encabezó el canciller Marcelo Ebrard y que a la fecha suma a 19 países de la región, aunque Brasil, Colombia y Uruguay no forman parte (Comunicado 090 16.03.2022).

En tercer lugar, el espacio aéreo es de contacto en la agenda nacional e internacional y no es irrelevante la posición oficial explícita del gobierno ruso sobre el acuerdo de cooperación aeroespacial con México. Lo paradójico es que el interés nacional en el desarrollo aeroespacial se expresa en el marco de dramáticos recortes en el presupuesto para el sector y una subestimación de las aportaciones científicas y tecnológicas. Probablemente la cooperación habría tenido lugar en el terreno de los hechos y ni nos habríamos enterado.

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