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Alejandro Canales Sánchez

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La perspectiva de género en el periodo

Canales-Sánchez, A. (marzo 02, 2023). La perspectiva de género en el periodo. Suplemento Campus Milenio. Núm. 987. 2023-03-02

Las iniciativas para favorecer la igualdad entre hombres y mujeres ya tienen sus años en México, pero la perspectiva de género en las políticas públicas, como parte de compromisos a nivel internacional, sistemática y normativamente, fue a partir de los años 2000. Desde entonces, los planes y programas de gobierno incluyen estrategias y diferentes acciones para superar las brechas de género.

El Plan Nacional de Desarrollo (PND) de este periodo, a pesar de que es más una declaración política y no un documento de planeación, no es la excepción y también incluye la igualdad de género. El plan enumeró una docena de principios rectores y en uno de ellos, el denominado “No dejar a nadie atrás, no dejar a nadie afuera”, planteó la intención de favorecer la igualdad (DOF. 12.07.2019: 4).

Por ejemplo, ahí destaca que respetará a los pueblos originarios y su derecho a la autodeterminación, porque propugna por una “igualdad sustantiva entre hombres y mujeres, la dignidad de los adultos mayores y el derecho de los jóvenes a tener un lugar en el mundo”, tanto como el rechazo a toda forma de discriminación por cualquier motivo. Además, en el mismo plan, como parte de acciones específicas y en marcha, mencionó el programa “Jóvenes construyendo el futuro”, el cual otorga becas de 3 mil 600 pesos mensuales de manera igualitaria entre hombres y mujeres.

Otro programa, en el mismo plan, es el de “Jóvenes escribiendo el futuro”, dirigido a todas las personas jóvenes menores de 29 años inscritas en algún centro de educación superior. A cada joven le proporciona una beca de 4 mil 800 pesos bimestrales durante el ciclo escolar a lo largo de su carrera profesional. Pero, especificó el plan, tienen prioridad, mujeres y hombres indígenas y afrodescendientes, así como personas viviendo en contextos de violencia.

La intención de respaldar a mujeres jóvenes y de sectores vulnerables quedó plasmada en el Plan y con acciones en operación, aunque ninguno de los dos programas mencionados se refería a formación de posgrado o tenía componentes para facilitarles a las mujeres un desempeño en ambientes de alta especialización laboral.

Las estadísticas del informe de gobierno del año pasado reportaron que en el programa Jóvenes construyendo el futuro, el volumen de mujeres apoyadas representó alrededor del 60 por ciento del total (pág. 213). A su vez, según el mismo informe, el programa Jóvenes escribiendo el futuro apoyó en el último año a 432 mil jóvenes y de ese total el 59 por ciento fueron mujeres (pág. 216). Resultados a favor de las mujeres.

Las prioridades del PND ya estaban en marcha desde el inicio mismo del periodo de gobierno e incluso antes de que el Plan estuviera, oficialmente, en vigor. Los programas prioritarios, como los dos aquí indicados, se han mantenido a la cabeza en la programación del Presupuesto de Egresos de la Federación en los cuatro años anteriores. Sin embargo, el PND, y por eso es plan, debe marcar los objetivos estratégicos y lineamientos del periodo, mismos que luego deben desdoblar las dependencias gubernamentales para armar sus respectivos programas sectoriales.

¿Qué ocurrió en el Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación (Peciti)? Como lo hemos indicado en otras ocasiones, apareció en diciembre del 2021, dos años después de cuando debió estar, planteó un diagnóstico, objetivos y parámetros para valorar los avances. También destacó la problemática de las mujeres e incluyó líneas de acción al respecto.

Por ejemplo, anunció que el Peciti contribuiría al desarrollo económico, social y sustentable de “nuestra Nación multicultural, con perspectiva de género y enfoque de derechos humanos” (pág. 27). Al mismo tiempo reconocía una insuficiencia de políticas públicas para la formación de profesionales especializados, derivado de un presupuesto escaso, aunque también debido a la falta de estímulos para los jóvenes y de “una concepción cultural equívoca del rol de la mujer en el núcleo familiar que limita sus posibilidades para acceder a estudios de posgrado”.

Otro elemento de diagnóstico del Peciti destacaba la menor proporción de mujeres en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), Precisó que las mujeres solamente representaban un tercio del total, aunque, completaba el mismo documento, esa “cifra es mayor que en algunos países desarrollados como Japón, en donde únicamente el 15 por ciento de los investigadores son mujeres, existe un largo camino para lograr la paridad de género que se observa en países como Argentina en donde las mujeres representan el 53 por ciento de la comunidad académica” (pág. 37).

Entonces, ¿qué se propuso hacer el Peciti? Una de sus metas principales es la de promover la formación y actualización de especialistas de alto nivel en investigación científica para la solución de problemas prioritarios nacionales. El primer parámetro para ese objetivo es la “tasa de crecimiento en la inclusión de mujeres científicas, humanistas y tecnologas”. Básicamente se refiere a la diferencia anual en la incorporación al SNI entre hombres y mujeres; la meta sería incorporar, proporcionalmente, un mayor número de mujeres.

¿Cómo ha sido la composición por sexo del SNI desde su instauración en 1984? Al inicio los hombres representaban el 82 por ciento y las mujeres el 18 por ciento. Para el 2014, o sea tres décadas después, los hombres disminuyeron su participación a 65 por ciento y las mujeres la elevaron a 35 por ciento. Es decir, en promedio simple, poco más de medio punto porcentual de diferencia cada año.

¿Se aceleró la inclusión de mujeres al SNI en este periodo? No, al contrario. Los hombres en el 2018 representaban el 62.7 por ciento y las mujeres el 37.3 por ciento; para el año 2022, las cifras disponibles más recientes, los porcentajes eran 61.3 y 38.7 por ciento, respectivamente. La tasa simple sería de alrededor del 0.28 por ciento.

El Peciti tiene un parámetro y metas para la inclusión, pero el asunto no solamente es de promedios simples, implica diferentes elementos, tanto en lo que se refiere al funcionamiento y composición de áreas de conocimiento del SNI, como a las practicas de formación de alto nivel y la distribución de oportunidades laborales. Allá iremos en próxima entrega.

Por lo pronto, vale la pena notar que las iniciativas y oportunidades para las mujeres no debiera limitarse al cristal de lo elemental, así que la perspectiva de género en las políticas públicas precisa de mayores ajustes.




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