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Alejandro Canales Sánchez

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Parlamento abierto: alta convocatoria y los derechos sin recursos financieros

Canales-Sánchez, A. (marzo 30, 2023). Parlamento abierto: alta convocatoria y los derechos sin recursos financieros. Suplemento Campus Milenio. Núm. 991. 2023-03-30

Los diputados, como lo dijimos aquí en la entrega anterior, ya realizaron el primer foro de parlamento abierto sobre la eventual ley general de ciencia. También anticipamos que probablemente las opiniones en esos foros no harían diferencia alguna en el diseño de la nueva ley y que tal vez el proyecto del gobierno federal podría ser aprobado sin ninguna modificación.

No obstante, como sabemos, la dinámica en el Congreso es impredecible y mientras el proyecto no se vote en el pleno, no sabremos qué curso podría seguir una iniciativa. Por lo pronto, tal vez las probabilidades de que le muevan algo más que las comas al proyecto del gobierno federal, van en aumento. La maratónica sesión de parlamento abierto de este miércoles 29 de marzo exhibió una alta y diversa participación, pero también levantó expectativas sobre los próximos foros, lo mismo que una reiteración de temas y la responsabilidad que tienen los legisladores.

Según la metodología acordada por las juntas directivas de Comisiones Unidas (Educación y de Ciencia y Tecnología), los diputados tienen previsto tener listo el dictamen el próximo 12 de abril. No obstante, también acordaron realizar siete foros de parlamento abierto, esta semana apenas fue el primero. No habrá más la próxima semana porque es Semana Santa.

El diputado Javier López Casarín, presidente de la Comisión de Ciencia, informó que recibieron y aceptaron alrededor de 300 solicitudes de participación. El foro inició por la mañana, poco después de las 11 horas, concluyó alrededor de las 21:30 horas, o sea más de 10 horas de duración.

Lo sobresaliente es que las intervenciones de los participantes fueron de máximo cinco minutos de duración y solo poco más de un centenar lograron ser escuchados. O sea que otra cantidad similar estaba aceptada y quedó pendiente, así fue tanto por el abultado número de personas como por la forma de organización del parlamento abierto

En realidad, el foro fue organizado de forma rápida, pero muy laxa e improvisadamente. El 14 de marzo los diputados acordaron que realizarían los siete foros, pero la convocatoria para el primer foro apareció hasta el jueves 23 de marzo. El problema es que los teléfonos y las direcciones electrónicas fueron habilitadas con un retraso de tres o cuatro días, el registro propiamente fue uno o dos días antes del foro y la confirmación fue en la víspera.

El desarrollo mismo del foro siguió dos programas distintos: uno en la sala presencial y otro enviado a un buen número de participantes. Al final, aunque había muchas personas por hablar, ya era evidente que el foro no podía extenderse más. Pero no hubo ninguna explicación, ni mención al caso; el encuentro simplemente se dio por concluido y ya.

Sin embargo, la alta convocatoria del parlamento abierto mostró no solamente que el tema es de amplio interés, también reveló que está lejos el consenso sobre los ejes principales de una nueva ley. A pesar de que se ha mencionado una y otra vez el volumen de consultas, así como los foros y encuentros para elaborar el proyecto de ley del gobierno federal, lo cierto es que los participantes en el parlamento, en la misma dimensión, han hecho notar lo contrario.

Un par de participaciones en el parlamento también mostraron una ausencia notable en el proyecto de ley: los jóvenes investigadores. Por ejemplo, Edgar Guerra, miembro del sindicato de investigadores del programa Cátedras del Conacyt –programa que ahora es Investigadoras e investigadores por México–, planteó que no estaban mencionados en la ley a pesar de que suman más de un millar de jóvenes y también señaló que el proyecto de ley incluye el loable derecho humano a la ciencia, pero pone en peligro los derechos laborales del personal del propio Conacyt.

Las condiciones adversas que enfrentan los jóvenes investigadores para realizar su trabajo, contar con una beca o becas sucesivas, o bien, encontrar una posición académica, también fueron expuestas por un integrante del colectivo “Científicos precarios”. Y es verdad, no solamente su presente es incierto, el futuro tampoco parece ser mejor y la iniciativa de ley no lo proyecta.

Sobre los componentes que fueron reiterados están los que se han mencionado una y otra vez en todas las versiones de iniciativas de ley: la necesidad de una mejor gobernanza del sistema; una auténtica distribución de competencias en los diferentes órdenes de gobierno; la no discriminación como principio básico; la instauración de verdaderos órganos de representación, de gobierno y de participación; así como el tema del financiamiento.

El tema de los recursos financieros es inocultable. Actualmente tenemos un gasto en investigación y desarrollo experimental de 0.31 respecto al PIB, un porcentaje que representa casi la mitad del promedio de América Latina y alrededor de una cuarta parte de lo que destina Brasil, España o Portugal. Un monto claramente insuficiente para garantizar el derecho a gozar de la ciencia, porque simplemente no se puede otorgar, gozar o distribuir lo que no existe.

La responsabilidad de los legisladores también es insoslayable. Los números y las participaciones en el primer foro les depositaron toda la confianza y crecieron las expectativas sobre los siguientes seis foros de parlamento abierto. Pendientes con el proyecto, dictamen y votos del legislativo.

Pie de página: Becarios posdoctorales (@POSDOCsinSNI) se inconforman por las irregularidades y retraso de meses en recibir el incentivo del Sistema Nacional de Investigadores.




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