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Alejandro Canales Sánchez

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El dinero y la colaboración de las fuerzas armadas

Canales-Sánchez, A. (mayo 25, 2023). El dinero y la colaboración de las fuerzas armadas. Suplemento Campus Milenio. Núm. 998. 2023-05-25

La Junta de Gobierno del Conahcyt es el órgano de decisión más importante del sector. Lo polémico del caso es que no hay razones ni justificación de por qué una instancia interna de un organismo federal concentra las decisiones que también competen a las entidades federativas y, menos todavía, por qué ahora están ahí la Secretaría de la Defensa (Sedena) y la Secretaría de Marina (Semar).

El humanismo y la cooperación, como vimos la semana pasada, no han sido mostrados por las fuerzas armadas en su relación con el organismo rector de la política científica y tecnológica. ¿Los recursos financieros podrían ser una razón? Tampoco es muy claro que ahí radique el vínculo. Pero veamos.

El presupuesto para el sector, como se sabe, se integra por lo que gasta centralmente el Conahcyt y lo que destinan a actividades científicas y tecnológicas todas las dependencias de la administración pública. La participación relativa de uno y de otras ha sido variable a lo largo del tiempo, aunque más o menos se conserva la distribución.

Por ejemplo, en el presupuesto del año actual, si solamente se considera el monto del Conahcyt, el volumen de presupuesto, en términos corrientes, casi llega a los 32 mil millones de pesos (mmdp), pero si se suma lo que gastan todas las dependencias en la materia, la cantidad llega a poco más de 108 mmdp. O sea, los recursos se triplican.

¿Qué dependencias realizan actividades científicas y tecnológicas y cuánto dinero destinan a esa finalidad? Los montos generales y las dependencias que tienen mayor participación son relativamente fáciles de identificar. Aunque, en términos estrictos, es muy difícil seguir con detalle el recorrido de los recursos financieros.

Según el anexo 12 del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para este año, son 14 las secretarías que gastan en actividades científicas y tecnológicas y su participación relativa es la siguiente: Gobernación (0.07); Relaciones Exteriores (0.005); Sagarpa (5.2); Comunicaciones y Transportes (0.2); Economía (0.4); SEP (44.3); Salud (9.5); Marina (0.01); Semarnat (0.4); PGR (0.12); Energía (7.5); Turismo (0.02); Conahcyt (29.2); y Cultura (0.14).

Es decir, casi tres cuartas partes del gasto total lo concentran SEP y Conacyt. Si se añaden Salud, Energía y Sagarpa, abarcan casi la totalidad del gasto (96 por ciento). Así que son cinco las dependencias que realizan la mayor parte de actividades científicas y tecnológicas y particularmente dos de ellas.

Lo sorprendente es que la Sedena ni siquiera aparece en el anexo 12 como dependencia que destine recursos financieros a actividades científicas y tecnológicas. La Semar sí está y en términos corrientes, en este año, destinó casi 15 millones de pesos. Una cantidad muy modesta, así que del total de secretarías es la que tiene una menor participación relativa (0.01 por ciento). Entonces, ¿la Sedena no gasta en actividades científicas y tecnológicas?

Según el PEF de este año, la Sedena tiene tres programas que mencionan actividades relacionadas en cierta forma con el sector: Investigación y desarrollo tecnológico, producción y mantenimiento de armamento, municiones, explosivos, vehículos y equipos militares y sus accesorios; Investigación, desarrollo y producción de vestuario y equipo militar y mantenimiento de infraestructura; Investigación y desarrollo militar en coordinación con universidades públicas, instituciones públicas de educación superior y/o demás centros públicos de investigación superior.

Habría que indagar exactamente qué acciones se realizan en esos tres programas, pero los tres están explíctamente alineados al eje de política y gobierno del Plan Nacional de Desarrollo y al programa de la Sedena. No se menciona el programa sectorial de ciencia y tecnología, ni siquiera como enfoque transversal. Los tres programas, como objetivo prioritario, buscan la eficiencia operativa de las fuerzas armadas de tierra y aire; en conjunto concentran casi tres mil millones de pesos. Pero el tercero, el que se desarrolla en coordinación con instituciones públicas de educación superior y que pareciera tener mayor relación con el sector, tiene solamente 129 millones de pesos.

En fin, lo cierto es que la Sedena sí tiene y ha mostrado avances tecnológicos, como los prototipos de radar de vigilancia o la fabricación de un fusil de asalto que desde hace dos décadas vende a otros países, como lo revelaron las filtraciones de Guacamaya leaks del año pasado. El asunto es que son esfuerzos protegidos que desarrolla la propia Sedena, al margen de un trabajo o coordinación sectorial.

Si el criterio de participación en la Junta de Gobierno del Conahcyt fuera la cooperación sectorial y el volumen de recursos dirigido a actividades científicas y tecnológicas, solamente habría tres o cuatro secretarías. Entonces, no están a la vista las razones de por qué se añadieron más dependencias y entre ellas las que ni siquiera suman recursos.

Pie de página: Circularon ampliamente dos comunicados del SNI, ambos oficiales, dirigidos a diferentes grupos del mismo Sistema. Lo sorprendente es la confusión y desconfianza que despertaron. Atentos.




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