banner
banner

Alejandro Canales Sánchez

foto

Neurotecnología: ¿amenaza a la libertad de pensamiento?

Canales-Sánchez, A. (abril 25, 2024). Neurotecnología: ¿amenaza a la libertad de pensamiento?. Suplemento Campus Milenio. Núm. 1041. 2024-04-25

Tal parece que las implicaciones de los avances tecnológicos van más rápido que nuestra capacidad para entenderlos y, más importante, para establecer los necesarios marcos de regulación. Todavía estamos por acordar globalmente la mejor forma de controlar el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) y sus herramientas, cuando ya debemos atender el tema de la ética de la neurotecnología.

La Unesco, en esta semana, reúne a una veintena de expertos de diferentes partes del mundo para impulsar un primer marco global sobre la ética de la neurotecnología. Esta última no es un campo novedoso, se refiere a cualquier técnica o herramienta que puede medir, obtener y manipular datos sobre la actividad cerebral, como los registros de electroencefalogramas en humanos que se aplican desde hace más de un siglo.

Sin embargo, lo nuevo es la rápida expansión que ha experimentado la neurotecnología en las últimas dos o tres décadas. Campos limítrofes como la neurociencia, la ciencia de datos, la ingeniería, las TIC y la inteligencia artificial le han dado un renovado auge y han mostrado que puede tener un potencial sin precedente para la evaluación y manipulación de los sistemas cerebrales de humanos y animales.

El rápido desarrollo de la neurotecnología ha tenido beneficios innegables, como los que se han creado para el tratamiento médico de trastornos neurológicos, parálisis o enfermedades mentales. Pero también ha encendido las alarmas de gobiernos y la comunidad académica por la cantidad de información que produce y acumula sobre nuestra identidad, emociones y miedos.

Los datos podrían ser utilizados para amenazar la libertad de pensamiento, la dignidad, la autonomía o el bienestar de las personas. Las principales dificultades se concentran en las intervenciones no invasivas de la neurotecnología, es decir, aquellas técnicas que permiten actuar sobre el cerebro desde el exterior. Las otras técnicas, las invasivas, requieren de cirugía, pero también son objeto de preocupación por los experimentos que están en marcha de realización de implantes en el córtex cerebral y que parecen un guion de películas de ciencia ficción.

Por una parte, como señala Unesco, “las empresas pueden utilizar datos neuronales obtenidos de dispositivos neuro-tecnológicos no invasivos con fines de marketing. Al detectar señales relacionadas con nuestras preferencias y disgustos, estas empresas pueden influir en el comportamiento del cliente para maximizar las ganancias” ( t.ly/IOLU6 ).

La industria de la neurotecnología está altamente concentrada, actualmente existen alrededor de 1,400 empresas y de ese total la mitad tiene como sede a Estados Unidos y otro 35 por ciento se distribuye entre Europa y el Reino Unido. En conjunto representan inversiones de poco más de 33 mil millones de dólares.

Por otra parte, resulta perturbador que en algún punto solamente pensemos en una preferencia (sin verbalizarla) y un dispositivo tecnológico (sin conexión alámbrica con el cerebro) nos diga que sí o que lo mejor es tomar otra opción. Una especie de interfaz cerebro – dispositivo que traduce las sensaciones en señales digitales, o más todavía, una interfaz cerebro – cerebro.

El asunto es que podríamos ser incapaces de diferenciar quién toma la decisión sobre las preferencias personales. Porque, en esa relación de cerebros y computadoras, dice la Unesco, nuestra identidad personal se puede diluir, “en parte porque los algoritmos nos ayudarán a tomar decisiones. En consecuencia, esto puede difuminar la participación de nuestro yo individual”

Entonces, el punto es cómo preservar el control sobre la neurotecnología que induce la toma de decisiones. Los 24 expertos convocados por la Unesco se reunirán en París del 22 al 26 de este mes para elaborar un primer borrador de recomendaciones sobre la ética de la neurotecnología.

En el grupo de expertos están tres personalidades latinoamericanas: el argentino Roberto Andorno, profesor de bioética y de leyes biomédicas; la brasileña Monique Pyrrho de la Universidad de Brasilia; y el mexicano Patricio Javier Santillán Doherty, director del Comité Nacional de Bioética.

La idea es que a lo largo de este año, según ha expresado la directora de la Unesco, se recaben observaciones sobre el borrador, luego se discuta entre los 194 Estados Miembros de la Organización y para noviembre del 2025 se adopte un marco ético mundial. Ya veremos.

Pie de página: No hay detalles, pero el Conahcyt y la Secretaría de Marina dicen que desarrollaron en conjunto “la Radio de comunicación mexicana Vírgula, desarrollo tecnológico soberano para el bienestar de las y los mexicanos”. Así lo anunciaron y aquí lo puede ver: t.ly/txUt8 ). // El rector de la UNAM presenta una primera versión de su Plan de Desarrollo Institucional para el periodo y dice que está a consulta de la comunidad, también acá lo puede ver: t.ly/4TP2o . // Los universitarios argentinos toman la calle para protestar por las políticas de Javier Milei. Fuertes vientos soplan desde el sur.




Derechos reservados 2024 PUEES-UNAM
Universidad Nacional Autónoma de México