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Manuel Gil Antón

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¿Es la ruta correcta, doctor?

Gil-Antón, Manuel. (septiembre 01, 2012). ¿Es la ruta correcta, doctor?. El Universal. Recuperado de: elprofegil.wordpress. https://elprofegil.wordpress.com/articulosperiodicos/ 2012-09-01

El señor José Ángel Córdova Villalobos, de profesión médico y secretario de Educación Pública, afirmó, al dar a conocer los resultados de la prueba ENLACE 2012, que la educación en México “va por la ruta correcta” y, en el ya manido estilo de despedida triunfalista del sexenio que ha encabezado el Presidente, añadió: “¿Qué hemos logrado? ¿Qué heredaremos a la posteridad? El logro más importante y que este gobierno dejará como semilla es, sin duda, la cultura de la evaluación y de la calidad”.

Menuda capacidad profética. La posteridad no es un asunto menor. Siempre es postrera. Ya no estarán para rendir cuentas. Ignoran que elogio en boca propia es vituperio. Altivos y ufanos, los funcionarios que hacen ya, a toda velocidad, maletas y llenan costales de informes banales, no logran empacar entre sus haberes ni pizca de realidad. Ojalá les sea concedido el deseo y el bronce los contenga, por fin, en sus despropósitos tanto en materia de hechos como en la de los dichos. Las estatuas afean las calles, no más. La soberbia combinada con ignorancia, en la conducción educativa, es desastrosa. Y lo ha sido con creces. Veamos.

No hay más ruta que la que impusieron durante estos seis años: vamos bien. ¿De verdad es sostenible? Conforme a los resultados del examen que realiza la SEP siendo juez y parte, y a partir del que, además reparte ingresos adicionales a los profesores (pues la mitad de los “puntos buenos” que requieren para obtener tales estímulos dependen del resultado de sus alumnos) ha lugar a dudas, y serias, en el aparente “avance histórico” que presume: entre 2006 y 2012 las primarias mexicanas redujeron del 79 al 58% la proporción de alumnos en el nivel insuficiente en español. Así de plano.

Si el examen mide bien, o al menos se aproxima algo a lo que pretende valorar, el avance es apreciable aunque siga siendo vergonzoso que luego de seis años la mitad de los niños y niñas no sepan leer y escribir a secas. Dirá usted, entonces, que tiene razón el secretario: vamos al menos mejorando. A primera vista sí, pero en el mismo periodo, con respecto a español, al terminar la secundaria no saben leer ni escribir correctamente el 79%. Hay algo raro en esto.

Las habilidades de lecto-escritura mejoran en la primaria, pero luego de tres años más de escolaridad, empeoran y mucho. Sólo dos de cada 10 egresados de secundaria se ubican en el rango de bueno o excelente. ¿Qué paso con los que llegaron, supuestamente, con mejores bases al terminar primaria? O estudiar más dañó de sus capacidades, lo cual conduce a pensar en eliminar la secundaria; o el examen no es confiable ni válido, conclusión que llevaría a suspenderlo en lo que alguien, con conocimiento de causa, lo revisa. Y, para colmo, la proporción de estudiantes de bachillerato con problemas serios para leer y escribir, al terminar15 años de asistencia a clase, aumentó.

Entonces: 1. No se sostiene la idoneidad del instrumento que, como brújula, confirma la bondad de la ruta, si al comparar los tres niveles llegamos a la conclusión que a más años en la escuela no sólo se aprende menos: se desaprende. Ir a la escuela en México y permanecer estudiando, según ENLACE, es peligroso para la salud intelectual de los infantes. O bien. 2. Si es así, que alguien apague la luz…

El señor Córdova es médico. ¿Podría tratar bien a un paciente del que recibe reportes de laboratorio que en el mismo informe le indican que tiene bien, pero a la vez mal y, en una de esas, creciente el azúcar en la sangre, aunque puede ser que no sea confiable ninguna de las mediciones que le envían?

Creo que hay una confusión que sí puede asegurar un puesto en la posteridad a las autoridades educativas de lo que va del siglo XXI nacional: al confundir el proceso complejo, e indispensable, que significa evaluar, con el ejercicio a mansalva y descuidado de examinar a la trompa talega, tendrán un espacio ancho en el museo de las estrategias educativas ineficaces, y más caras, de la historia.

La herencia no es tal ni buena. ¿Cultura de la evaluación y la calidad? No. Incultos, legal el fetiche de exámenes dudosos como curación de todos los males. Señor doctor, antes de irse (que ya falta poco), ¿sería tan amable de cambiarnos la receta?




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