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Manuel Gil Antón

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Si los alumnos pagaran cuotas

Gil-Antón, Manuel. (julio 16, 2011). Si los alumnos pagaran cuotas. El Universal. Recuperado de: elprofegil.wordpress. https://elprofegil.wordpress.com/articulosperiodicos/ 2011-07-16

“Cuando los niños en edad escolar empiecen a pagar cuotas al sindicato, yo empezaré a representar y luchar por los intereses de los niños en edad escolar”. Palabras del señor Albert Shanker, dirigente de la sección de Nueva York del sindicato de profesores de Estados Unidos. Carlos Puig, acucioso, encontró lo dicho por el difunto Albert, y ha reflexionado sobre su significado y efectos.

Hay que tenerlo presente porque es preciso ir más allá de lo anecdótico, de reconocer o renegar de la astucia de la profesora Gordillo al echar luz sobre sus pactos con los presidentes panistas. Para entender su fuerza, no basta adjudicarle la propiedad del SNTE. Ha sido la base de su poder, pero en los dominios de su influencia no se pone el sol temprano.

Sus recursos rebasan la esfera laboral educativa: derivan de lo que las autoridades han cedido paulatinamente al grupo que encabeza hace 22 años. A cambio de diversos servicios políticos y la “paz magisterial”, le han otorgado el control del proceso de ingreso, promoción y permanencia de los profesores; la distribución de reconocimientos económicos adicionales al salario, así como el sistema de evaluación de la educación pública. Por si fuera poco, se le entregó la subsecretaría de Educación Básica. Aprueba, o al menos veta, el nombramiento del secretario y entorpece las eventuales iniciativas de cambio a través de la red de supervisores, directores y funcionarios de la SEP federal y de las estatales que ha tejido y le obedecen. ¿Es esto propio de un sindicato? No.

Haciendo caso a Shanker, el SNTE debe representar y defender los derechos laborales de los trabajadores de la educación, regular el acceso a prestaciones del convenio laboral que acuerda con la SEP y rendir cuentas del uso de las cuotas que recibe de sus agremiados. No debe hacerlo del todo mal, pues la disidencia no se queja de los sueldos y beneficios pactados, sino de la falta de democracia y opacidad en su interior.

Gordillo no indica a los profesores por quién votar. Hay evidencia que los maestros y maestras votan por distintos partidos. Con base en el control del SNTE, y por renuncia y renuencia de la SEP a ejercer la autoridad, se ha apoderado de un espacio importante del poder en México. Tiene un grupo de aliados y operadores, variopinto en composición partidaria, en las cámaras federales y locales, entre los gobernadores, los secretarios de Educación de los estados, muchos otros actores que presiden instituciones y —esto es vital— ha conformado un “equipo especial” para operar en el campo electoral. Sabe cómo, y puede inclinar balanzas electorales. Es un activo en la lucha política. Habrá disputa por tenerlo. Salió a vender ese producto. Y no es barato.

Como dirigente sindical —sí, de un sindicato corporativo, antidemocrático, ¿propio de otros tiempos?— es eficaz, aunque nos disguste. Lo que no es lícito es que, a cambio de servicios que rebasan la labor sindical, los sucesivos gobiernos hayan entregado el poder educativo a la facción que comanda al SNTE. Derivado de tal complicidad, este grupo ha incrementado su capacidad de influir en otros espacios de la vida social.

Si el sindicato ha de defender a los que pagan cuotas, y el grupo de Gordillo a los que le abonan puestos y prebendas, ¿quién defenderá —si la autoridad ha renunciado a hacerlo— a los niños en edad escolar, de la calamidad de una secretaría postrada y de un grupo de presión que subordina, a sus intereses gremiales, lo educativo? No hay de otra: nosotros, los ciudadanos que generamos el dinero público con que se sostiene tal arreglo. De ese fondo común, la SEP toma el dinero par dar las cuotas y otras prebendas y canonjías al SNTE, por lo que somos los que realmente pagamos las cuotas. Y, sobre todo, porque votamos: una forma de oponernos y pelear contra la destrucción del talento que este pacto significa es que los mayores de 18 años no votemos por quien “se arregle” y le compre servicios a la maestra. Entonces sí, cuando esto ocurra, la alianza no convendrá más y, en una de esas, la atención a los verdaderos problemas educativos será prioridad de algún gobierno. De este, con toda transparencia, aunque digan lo contrario, no lo ha sido.




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