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Manuel Gil Antón

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¿Enredomedia Educativa?

Gil-Antón, Manuel. (diciembre 02, 2010). ¿Enredomedia Educativa?. La silla rota. Recuperado de: elprofegil.wordpress. https://elprofegil.wordpress.com/articulosperiodicos/ 2010-12-02

En recuerdo de la obra y bonhomía de Rafael Cordera Campos Si diez años cumplió el PAN en Los Pinos, también es una década la que acabalan ya los presidentes de ese partido en nombrar a los secretarios de Educación. Van tres: Fox le encargó el trabajo al actual diputado por el PANAL Reyes Tamez. Calderón lleva dos: Josefina Vázquez y Alonso Lujambio.

En los tres casos, el tema de la Enciclomedia ha estado presente: el Dr. Tamez la inauguró como proyecto central de la administración del señor Fox. Poca memoria tendrá quien no recuerde que, en cuanto sitio podía, el presidente hablaba de “el salón de clases del siglo XXI”. Se refería a ese proyecto de dotar a todas las aulas de 5º y 6º de primaria de una pizarrón electrónico, o un proyector, unidos a una computadora para que se pudiesen trasladar en ese formato el contenido de los libros de texto a los que se añadieron “hipervínculos”, esto es, palabras en otro color que, al activar con el “ratón”, llevaban a otro sitio relacionado.

No puedo olvidar cuando el entonces subsecretario Gómez Morín presentó a un grupo de estudiosos de los temas educativos el modelo de Enciclomedia, y eligió el tema de los mayas. Pronto se decía que en Palenque había saraguatos y como la palabra estaba en color azul, al activarla nos trasladábamos por medio del programa Encarta a una sección de animales, en que se daba a conocer que ese animal hacía un ruido muy peculiar como mecanismo de defensa. Nos dijo que se podía activar el sonido y, en efecto, en un edificio de la Avenida Cuauhtémoc, surgió el rugido del buen compañero animal. El salón de clases del siglo XXI. Alguien a quien conozco preguntó: ¿Por qué no se hace, señor subsecretario, un programa piloto? Claro, respondió, sólo vamos a instalarlo, para ponerlo a prueba, en 40 mil aulas. Otro asistente dijo que eso no era un piloto, sino todo el avión. No era un desacierto su decir.

En poco tiempo, el país se llenó de Enciclomedia en las escuelas. Una inversión de miles de millones de pesos, sin duda. Poco importó que se dijera con insistencia que los instrumentos no cambian los ambientes de aprendizaje por sí solos, sino que son las prácticas educativas de los maestros las que, en su caso, pueden aprovechar este tipo de recursos, o ser muy buenas empleando el simple gis con un pizarrón cascado. Habrá entrenamiento, se dijo. Claro, fue de una semana. Y como se proyectaban los contenidos de los libros de texto tal cual, en infinidad de casos los profesores, que ya dictaban a sus alumnos lo que decía el libro, ahora les pedían que lo copiaran directamente de la pantalla, o bien les leían lo que los muchachos podrían leer, tal y como ocurre ahora en los seminarios o congresos: el ponente proyecta, usando el programa Power Point, lo que en seguida lee. Como si el auditorio no supiera hacerlo.

Lo dicho: la tecnología es útil cuando se le sabe usar, pero resulta inútil (o hasta contraproducente) su empleo en caso que se le mitifique: ese fue el caso, en general, de la Enciclomedia. Evaluaciones encargadas por la misma SEP arrojaron un resultado muy interesante: los muchachos que estudiaron en un salón normal, salieron mejor en cierto examen que los que contaban con Enciclomedia. El Siglo XXI y su salón quedaban mal parados.

Adicionalmente, la Auditoria Superior de la Federación encontró muchas irregularidades en el manejo de los recursos para montar el proyecto. Como suele pasar en el país, avanza la transparencia – fue claro que se emplearon mal los dineros – pero no tuvo ese dato nítido ninguna consecuencia. Y además, en muchos sitios, la Enciclomedia se convirtió en un montón de “fierros” arrumbados, sin mantenimiento, descompuestos, o en sus cajas, bien guardados, para que “no se maltrataran”.

Llegó la administración de Calderón y con él la primera mujer en ocupar el cargo de secretaria de Educación. No se sabe bien a bien qué pasó con el proyecto que comentamos, pero no deja de ser ya una constante que el programa más presumido por un presidente, sea un capricho que el que sigue no mantiene, pero tampoco aclara.

Hace unos días, ya el secretario Lujambio anunció que Enciclomedia se “fusionaría” con otro programa, este sí calderonista pero tardío, que se llama Habilidades Digitales para Todos (HDT: pronúnciese háchedete).

“Enciclomedia se subsume en Habilidades Digitales para Todos (HDT), el cual pretende ser un sistema más amplio”, aseguró esta mañana el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, al inaugurar la Cumbre Internacional de Viceministros de Educación en América Latina y el Caribe.” Era el día 29 de noviembre. Lo más amplio es que mientras Enciclomedia se ubicaba en los dos últimos años de la primaria, HDT incluye a los tres grados de secundaria.

El portal de periodismo educativo Educación a Debate, reportó que siguen siendo, presupuestalmente, programas distintos: para 2011, HDT tendrá 4 mil 900 millones de pesos, en comparación con este año en que se le asignaron 500 millones nada más. En cambio, este año que corre, a Enciclomedia se le dieron 4 mil 700 millones, y en el que empieza pronto, 2011, le han otorgado apenas 600 millones. Parece que, además de continuar existiendo ambos – lejos de lo que significa fusionar – sólo se han invertido las cantidades: antes Enciclomedia era el programa grande, y ahora es HDT. En cierto modo, parece que la Enciclomedia instalada continuará en primaria, y HDT se instalará en secundaria. Tal vez.

Siendo importante el asunto presupuestal, ¿HDT es un programa que recoge lo positivo y enmienda lo negativo de la experiencia carísima de Enciclomedia? ¿Vuelve a confundirse los medios con los fines, y en lugar de entender a las “habilidades digitales para todos” como un medio para lograr un mejor aprendizaje, se les atribuye su simple tenencia material como piedra filosofal y se les traslada al sitio de los fines? Para todos se entiende. Es un afán no excluyente.

Concedamos. Lo que falta es tener claridad en ¿para qué? Esto es, ubicar a HDT en una propuesta pedagógica coherente a la que sirva, y no pretender que HDT hará brotar, por generación espontánea, una nueva propuesta para generar ambientes donde se aprenda de una manera renovada. Eso no sucederá y lo sabemos ya.

¿Es plausible arrancar el proyecto HDT cuando hace unos días el señor Fernando González, subsecretario de educación básica, afirmó que a pesar de haber echado a andar una reforma a la secundaria desde hace 6 años – no se ría usted, se le llama RIES: Reforma Integral a la Educación Secundaria – se necesita otra, más profunda y estructural, que se va a emprender en poco tiempo?

No se ve claro. Quizá este escribidor requiere inscribirse en el HDT para comprender lo que sucede. Pero si no es el caso, estamos, nada más, en una “Enredomedia” educativa. Demasiados cables, pocos enchufes, planes sin coordinación, ocurrencias costosas…enredados.




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