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Manuel Gil Antón

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Cuántos jóvenes van a la universidad

Gil-Antón, Manuel. (septiembre 25, 2009). Cuántos jóvenes van a la universidad. El Universal. http://archivo.eluniversal.com.mx/editoriales/45740.html 2009-09-25

Es falsa la afirmación del tercer Informe de Gobierno de que casi 28 de cada 100 mexicanos entre los 19 y 23 años de edad están incluidos en la educación superior. Las cuentas correctas son otras: apenas alcanzan, hoy, a ser 17. La diferencia es enorme. Es preciso despejar el entuerto porque no es trivial.

Para arribar a la cifra porcentual que se reporta en el tercer Informe, los expertos de la SEP hacen una regla de tres. Para ilustrar su proceder, usemos la información del ciclo 2007-2008 pues ya son datos consolidados, oficiales, y no preliminares como los del Informe.

Tienen tres datos y una pregunta: el primero es la cantidad de mexicanos que están entre los 19 y 23 años. A su vez, saben el número de estudiantes en el nivel superior. Entonces operan así: los 9 millones 852 mil personas (grupo de edad) son el 100%, y por lo tanto la pregunta es: ¿qué porcentaje significan los 2 millones 623 mil que estaban inscritos en alguna modalidad del nivel superior? Si se dividen las cifras y se multiplica el resultado por 100, surge el porcentaje: en este caso, 26.7%. Y de ahí se deriva la afirmación de que en ese ciclo casi 27 de cada 100 integrantes del grupo de edad estaban estudiando.

Impecable, dirá usted. No, hay una notable imprecisión. Desde la primaria nos enseñan que en cuestión de números no hay que juntar o hacer operaciones sin separar a las peras de las manzanas. Y, desafortunadamente, eso es lo que se hace en esta forma de cálculo de las autoridades. ¿Por qué? Porque la matrícula —los estudiantes— no están acotados por la edad entre 19 a 23; esto es, en la cantidad de estudiantes con la que trabajan los técnicos de la SEP hay menores de 19 y, sobre todo, muchos mayores de 23 años (máxime cuando en esa cifra se incluye al posgrado como es el caso). Son peras y se comparan con manzanas, el grupo de edad ese sí perfectamente ajustado nada más a los que tienen entre 19 y 23 años.

Si comparamos manzanas con manzanas, hay que incluir en el cálculo, como el dato de matrícula, exclusivamente a los estudiantes que tengan, en ese momento, entre 19 y 23 años. Si se hace así, en el ciclo 2007-2008 la cantidad de alumnos dentro de la edad respectiva fue nada más un millón 679 mil.

Ahora sí: ¿cuánto significa en términos porcentuales esa cifra al compararla con los 9 millones 852 mil mexicanos en la edad estipulada? El resultado es 17%. Y la afirmación consecuente es que sólo 17 de cada 100 jóvenes en edad de estar en las instituciones de educación superior en efecto lo estaban. La diferencia entre 26.7% del mal cálculo oficial con el 17% es de 9.7 puntos porcentuales. Casi 10.

En números absolutos, 944 mil 575 personas estaban fuera del rango de edad. Esa cifra equivale a nueve entradas hasta el tope en el estadio Azteca. Por eso, afirmo, relacionan peras con manzanas. No es menor la sobreestimación de la tasa de cobertura en educación superior del país. Arroja cifras más optimistas, mucho mejores sin duda: lo único malo es que no son ciertas.

En otras palabras, dividir a la cantidad de inscritos, sin distinguir su edad, entre los muchachos de 19 a 23 años significa, si actuamos con el mínimo rigor, que la matrícula equivale a 26.7% de ese grupo usado, sólo como parámetro (su nombre técnico es Tasa Bruta de Cobertura); pero no significa, ese es precisamente el error, que 26.7% de ese conjunto de jóvenes estuviera estudiando en el nivel superior: a ese dato se le conoce como la Tasa Neta de Cobertura y era 17%.

El actual gobierno se propuso, en el Programa Sectorial Educativo, que 30 de cada 100 jóvenes en edad típica de ir al nivel superior del sistema (19 a 23 años) lo harían en 2012, al terminar su gestión. No será posible. La Tasa Bruta, como simple número, puede llegar a ser 30% o más, pero no significa lo que afirman.

¿Cuándo llegará el día en que un gobierno se legitimará por decir las cosas claras e invitar a la ciudadanía a mirar la situación tal como es? Es positivo y todo un logro que la matrícula esté creciendo. Es de reconocerse. ¿Para qué, por ejemplo, meter al posgrado cuando a todas luces los que estudian en este nivel rebasan los 23 años? ¿Hay un afán por magnificar lo que se tiene? ¿Para qué?




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