Fundada en 1822, la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha sido la joya del sistema universitario peninsular durante gran parte de dos siglos. Fue la alma mater de cuatro de los seis presidentes de la democracia española, de la reina Letizia y la infanta Cristina; además de seis de los ocho premios nobel del país. Hoy, sin embargo, la Complutense y las otras cinco universidades públicas madrileñas agonizan, tras 15 años de “infrafinanciación crónica”.
“Si la situación actual es crítica, en pocos años podría volverse catastrófica, lo que nos pondrá en clara desventaja con otras Comunidades Autónomas”, advirtieron los rectores de las seis universidades, en una carta enviada a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, a finales de noviembre. “Estas otras regiones han implementado modelos de financiación plurianuales, revirtiendo los recortes de la crisis financiera y potenciando sus capacidades en formación, investigación e innovación, mientras que la Comunidad de Madrid sigue rezagada, comprometiendo su futuro académico y científico”.
Los rectores sonaron la alarma tras la aprobación del proyecto de presupuestos de 2025, el pasado 30 de octubre, por el Consejo de Gobierno de la Comunidad. El paquete fiscal preveía otorgar 1.052 mil millones de euros, equivalente a 3.8 por ciento de la partida gubernamental para la educación superior de Madrid. El monto representaría un aumento de apenas 0.9 por ciento sobre el año anterior, y quedaría muy por debajo de los más de 1.250 mil millones que reclamaban los rectores para “salvar los muebles”, según el periódico El País. El presupuesto para las seis instituciones ha aumentado apenas 5 por ciento desde 2007, a pesar de la inflación acumulada del periodo de 36.5 por ciento, según reportes de prensa.
Si no se revierte la situación, “las universidades madrileñas están abocadas a la desaparición”, advirtió la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, el pasado 3 de diciembre. En una reunión con los rectores, el día siguiente, Ayuso —quien es conocida por su apellido materno— ofreció mejorar la financiación a 4.2 por ciento del gasto gubernamental en 2025. No obstante, para los rectores, los 45 millones de euros adicionales fueron apenas suficientes para que “sobrevivan” las instituciones. En comentarios a los medios, alegaron que los fondos aprobados “resultan insuficientes para garantizar la sostenibilidad de las universidades públicas madrileñas, asegurar la calidad de nuestras instituciones, subsanar su crónica infrafinanciación tras quince años sin subida real y abordar las inversiones necesarias en infraestructuras”.
Además de la Complutense, las otras instituciones públicas madrileñas son la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), la Universidad de Alcalá (UAH), la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) y la Universidad Rey Juan Carlos (URJC). En conjunto, cuentan con una matrícula de 220 mil estudiantes y emplean a 30 mil académicos y administrativos, cuyos puestos están en riesgo ante la crítica situación financiera.
Choque político
La crisis financiera de las universidades madrileñas se ha convertido en botín político en los últimos años, enfrentando el Partido Socialista (PSOE) del presidente Pedro Sánchez al conservador Partido Popular, al cual pertenece Ayuso. La regidora, quien se ha ganado el apodo de ‘la trumpista hispana’ por sus políticas derechistas, ha defendido su presupuesto, argumentando que es mayor al de otras regiones del país. “Le reto a que vea la financiación del resto de las comunidades autónomas y verá que es la que más aporta a su universidad pública”, desafió a principios de diciembre al entonces portavoz socialista, Juan Lobato, en un debate parlamentario.En realidad, Madrid, que es la comunidad más rica del país, gasta menos en educación superior que otras comunidades autónomas en términos de porcentaje del PIB: 0.4 por ciento, comparado con el promedio de 0.55 por ciento en el resto del país. También invierte menos en términos reales que las comunidades de Cataluña y Andalucía, que cuentan con plantas académicas similares a la madrileña; sus presupuestos anuales para educación superior son de 1.68 mil millones y 1.78 mil millones de euros, respectivamente, según El País.
A su vez, el gasto por estudiante en las universidades madrileñas es 21 por ciento más bajo de la media en las 50 universidades públicas españolas, y menos de la mitad de las de la Unión Europea, según la ministra Morant. La encargada de la política científica nacional le escribió una carta a Ayuso el 2 de diciembre, exhortándola a reconsiderar su posición. La regidora madrileña también se rehúsa a participar en un programa nacional en apoyo a las universidades públicas, con coparticipación de los gobiernos regionales. Este es el Programa María Goyri de Incorporación de Talento Docente e Investigador a las Universidades Públicas, que busca aumentar la planta de profesores de tiempo completo en el país, que está en un bajo histórico.
En el caso de Madrid, apenas 47.6 por ciento de los profesores de las universidades públicas son de tiempo completo, según el canal de televisión SER 100. El programa María Goyri destinaría 164 millones de euros a las universidades madrileñas para contratar a 650 profesores durante los próximos 6 años, pero requiere de luz verde por parte de Ayuso. Madrid es de las pocas comunidades autónomas que no se ha suscrito al programa, que busca cumplir con la Ley Orgánica del Sistema Universitario, de 2023, para combatir la precariedad laboral en el sector.
La crisis en la Complutense
De las seis instituciones públicas de Madrid, la Complutense es la más grande, con 65 mil estudiantes, y la más renombrada. Fue ubicada como la mejor de España en el QS World University Rankings, en donde se colocó en el lugar 164 del mundo. Entre sus egresados están muchos miembros de la clase política, incluida la propia Ayuso, quien es egresada de la licenciatura en periodismo.En 2023, la universidad le otorgó a Ayuso un reconocimiento como “alumna ilustre”, en un aparente intento de ganar su apoyo. No obstante, el premio desató protestas por parte de estudiantes y profesores. La regidora generó una fuerte polémica por su manejo de la pandemia de covid-19, cuando se negó el acceso a hospitales públicos a residentes de asilos de ancianos. Mas recientemente, se ha distinguido por atacar a las universidades públicas, las cuales acusa de haber sido “colonizadas por la izquierda”. También alegó que otorgan títulos “como churros”.
A finales de noviembre, el rector de la Complutense, Joaquín Goyache, escribió una carta a Ayuso apelando a su espíritu de egresada. “Este tipo de afirmaciones, además de ser injustas y falsas, generan un daño irreparable a la institución académica que es un pilar esencial de la formación superior de España y goza de un reconocimiento internacional ampliamente merecido”. Y agregó: “Cabe recordar que usted misma es licenciada por la Universidad Complutense de Madrid, una institución que ha formado a generaciones de estudiantes y que continúa liderando múltiples áreas de conocimiento”.
No obstante, esas palabras parecen caer sobre oídos sordos. Quince años de desfinanciamien-to han empujado a la Complutense a números rojos, con un déficit que ronda los 60 millones de euros, según El País. El rector recientemente anunció recortes de 30 por ciento en el presupuesto universitario; incluso se ha discutido la posibilidad de desaparecer programas académicos de menor demanda, sobre todo en las humanidades y artes.
¿El futuro privatizador?
En juego está un sistema universitario que ha combinado calidad educativa con equidad social, al permitir el acceso a cientos de miles de estudiantes de distintas clases sociales. En su lugar, los críticos de Ayuso la acusan de promover políticas privatizadoras, siguiendo la tendencia en muchos países europeos. “Madrid cuenta ya con 13 universidades privadas y tiene en marcha otros cuatro proyectos, pese a que informes oficiales desaconseja[n] esta expansión”, según Jesús Archivet, columnista del periódico El Enclave. “Ayuso, como buena representante del neoliberalismo más agresivo, defiende su modelo educativo bajo el paraguas de la libertad. Sin embargo, su versión de la libertad es un privilegio reservado para quienes pueden pagarla”.Lo que parece claro es que las universidades públicas madrileñas, tal como sus contrapartes en el resto de España, y en otras partes del mundo, enfrentan tiempos difíciles.