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Marion Lloyd

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Un año del #MeToo mexicano y la revolución en las universidades

Lloyd Marion (marzo 12, 2020). Un año del #MeToo mexicano y la revolución en las universidades. Suplemento Campus Milenio. Núm. 841, pp. 8-9 2020-03-12

Ha pasado apenas un año desde que el movimiento #MeToo irrumpió en México, desatando una oleada de protestas feministas a nivel nacional para exigir el fin de la violencia de género. El movimiento, que ha orquestado paros y protestas en las principales universidades del país —incluyendo la toma por parte de colectivos de feministas en 10 de las 43 escuelas y facultades de la UNAM—, ha sacudido los cimientos de la sociedad mexicana. Frases como “ni una menos” y “un día sin nosotras” se han vuelto trending topics en las redes sociales, en un país en donde 10 mujeres al día, en promedio, mueren víctimas de la violencia de género, y millones más sufren de hostigamiento, acoso y violaciones sexuales.

El año de protestas culminó el pasado domingo 8 de marzo, con marchas multitudinarias en docenas de ciudades mexicanas para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. Tan solo en Ciudad de México, se estima que alrededor de 80 mil personas —incluyendo a familiares de desaparecidos y víctimas del feminicidio— acudieron a la marcha. El día siguiente se llevó a cabo el Paro Nacional de Mujeres, una protesta simbólica y económica que busca presionar al gobierno, las instituciones y la sociedad en su conjunto, para tomar acciones mucho más contundentes con el fin de prevenir y combatir la violencia de género.

Pero ¿cuál fue el catalizador del #MeToo mexicano y cómo ha sido el impacto en las universidades?

El #MeToo mexicano

El movimiento #MeToo llegó tardíamente a México, a pesar de las múltiples movilizaciones que ya existían en el país en contra de la violencia de género. En marzo de 2019, a dos años de que se detonara este movimiento en Estados Unidos, un grupo de mujeres mexicanas denunció por las redes sociales haber sido víctima de acoso por parte del editor de la revista Tierra Adentro, Herson Barona. A esta protesta se sumaron cientos de mensajes y, en los siguientes días, miles de mujeres tomaron las redes para denunciar acoso, abuso y violaciones sexuales por parte de compañeros, jefes y maestros, entre otros, según un recuento de Infobae. Al igual que los pasos seguidos por el movimiento en otros países, se crearon hashtags en Twitter como: #MeTooPeriodistas, #MeTooEscritoresMexicanos, #MeTooFotografosMexicanos, #MeTooActivista, #MeTooArtes, #MeTooPolíticos, #MeTooCulturaMx, #MeTooAbogados, #MeTooCineMexicano, #MeTooAcadémicos, #MeTooMx, #MeTooMúsicosMexicanos, y #MeTooProfesores.

Cientos de mujeres dejaron sus testimonios de la violencia que padecieron, algunas de forma anónima, pero casi siempre nombrando a sus presuntos agresores. Entre los nombres mencionados por las denunciantes surgieron personalidades destacadas del mundo de la cultura y la música como Armando Vega Gil, bajista y fundador del grupo de rock mexicano Botellita de Jerez. Vega se suicidó el 1 de abril de 2019, horas después de la publicación en redes de una denuncia por presunto acoso y abuso sexual —acusación que él negó—. La muerte del también cineasta y escritor mexicano impactó a la sociedad y generó un contragolpe al movimiento y los supuestos excesos de las feministas, algunas de las cuales empezaron a recibir amenazas de muerte. Sin embargo, el movimiento ya había cobrado una fuerza propia, alimentado día a día por la oleada de feminicidios y otras atrocidades cometidas contra las mujeres en todo el país. del #MeToo mexicano y cómo ha sido el impacto en las universidades?

Las pugnas en las universidades

Para las instituciones de educación superior, el movimiento #MeToo solo vino a echar leña al fuego. Ya desde hace varios años se habían organizado protestas y paros en distintas universidades y escuelas en contra de la violencia de género. Pero el movimiento cobró fuerza a partir de 2019, cuando se realizaron nuevos paros y protestas en las principales universidades del país. Entre ellas se encuentran la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional, además de las universidades autónomas de los estados de Baja California, Chiapas, Coahuila, Estado de México, Guanajuato, Puebla y San Luís Potosí.

En numerosos casos, los colectivos de estudiantes feministas actuaron en solidaridad con sus compañeras de otras escuelas y universidades. También intercambiaron estrategias con activistas de otras partes de América Latina; sobre todo de Argentina y Chile, países con movimientos estudiantiles y feministas altamente organizados. A partir de diciembre, el himno de protesta chilena “El violador en tu camino” dio la vuelta por México, con performances por parte de feministas en escuelas y universidades de todo el país. En la siguiente sección presento algunos de los casos más sonados de las protestas universitarias. del #MeToo mexicano y cómo ha sido el impacto en las universidades?

La Universidad Autónoma de Chiapas

La actual oleada de protestas en la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) data de julio de 2018, cuando las autoridades de la institución despidieron a Patricia Chandomí, profesora de la Facultad de Derecho, después de que denunciara acoso sexual en contra de sus alumnas por parte de un profesor de esa facultad. La UNACH trató de justificar el despido de Chandomí, respetada feminista chiapaneca, argumentando que “no tiene el perfil académico requerido”; esto a pesar de que cuenta con dos licenciaturas (en derecho y comunicación), dos maestrías y un doctorado en Ciencias Humanísticas con Especialidad en Género, según el periódico Regeneración.

Chandomí no se quedó de brazos cruzados. Publicó el siguiente comentario en su cuenta de Facebook: “¡Tienen razón! No tengo el perfil de abusadora sexual, por eso no me quieren”. Ella acusó al entonces rector de la universidad de tener conocimiento de las acusaciones en contra del maestro de Derecho, Juan Alonso Cruz, quien llevaba 13 denuncias por acoso, homofobia y violencia. Además, fue acusado de compartir pornografía en grupos de Whatsapp con la comunidad estudiantil, según la página vocesfeministas.mx.

El caso provocó una serie de protestas en la universidad lideradas por la colectiva feminista de estudiantes “Brujas”, quienes exigieron la destitución de Cruz. Además, se creó el hashtag #TodosSomosPatriciaChandomí, y una petición en Change.org para solicitar la restitución de la profesora y la investigación de denuncias de acoso en la UNACH consiguió más de mil 500 firmas. En julio, el rector de la universidad, Carlos Eugenio Ruíz, ordenó la reinstalación de Chandomí, quien después acusó a la Facultad de Derecho de obstaculizar su reinstalación, según reportó Regeneración en agosto.

En noviembre se nombró un nuevo rector, Carlos Natarén Nadayapa, quien adoptó un programa de “cero tolerancia” en casos de acoso, hostigamiento y actos de violencia en contra de los miembros de la comunidad universitaria, según Cimac Noticias. Desde que el rector creó un programa en contra de la violencia de género, en enero, la universidad ha recibido más de 90 denuncias que, en su mayoría, han sido resueltas a favor de las víctimas, según el abogado de la institución. Entre los resultados se encuentran el despido de al menos cuatro profesores de distintas facultades por incurrir en violencia de género. del #MeToo mexicano y cómo ha sido el impacto en las universidades?

Universidad Autónoma del Estado de México

El 11 de diciembre, cientos de estudiantes de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEmex) salieron a las calles para exigir justicia por el asesinato de la maestra de danza Sonia Pérez Rodea. Pérez fue encontrada muerta por estrangulamiento el día anterior en el Teatro Universitario de Los Jaguares, en el campus principal en Toluca. Su esposo fue detenido y acusado de feminicidio, según La Jornada.

A diferencia de otras universidades, la administración de la UAMex respondió de inmediato a los reclamos de las manifestantes. Emitió un comunicado informando que se habían iniciado más de 34 procedimientos por acoso y que se fortalecerían los servicios de seguridad y prevención de violencia de género en la institución. Además, el comunicado mencionó que se duplicaría el número de consultorios psicológicos gratuitos en las unidades académicas y se agilizarían los mecanismos de denuncias y atención.

De acuerdo con el rector, Alfredo Barrera, durante su administración (2017-2020) se han implementado diversas acciones para atender la violencia de género. Estas incluyen 30 sanciones, que corresponden a 10 destituciones, nueve suspensiones temporales, una expulsión y 10 amonestaciones por escrito, reportó el diario Milenio. Sin embargo, no se especificó contra quiénes fueron aplicadas las sanciones ni cuántas denuncias quedan por resolver. del #MeToo mexicano y cómo ha sido el impacto en las universidades?

Universidad Autónoma de Coahuila

En 2019, alumnas de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) denunciaron por lo menos 36 casos de acoso y hostigamiento por parte de alumnos, profesores y directivos de la universidad. No obstante, las sanciones institucionales han sido mínimas, según Reporte Índigo. En uno de los casos, una alumna de la Facultad de Derecho demandó penalmente a otro estudiante, su expareja, después de que éste subió fotos de ella desnuda en un chat de compañeros de la universidad y después amenazó con matarla. Aunque las autoridades suspendieron temporalmente al presunto acosador, no hubo más repercusiones, según la misma fuente.

Ante la falta de respuesta por parte de las autoridades universitarias, estudiantes de la Facultad de Jurisprudencia han colocado volantes con fotos y nombres de supuestos acosadores y agresores sexuales —una práctica conocido como el “tendedero”—. En lo que va de este año se suman 30 quejas, la mayoría de las cuales están relacionadas con el acoso sexual por parte de estudiantes de la Unidad Torreón, reportó Milenio. Por su parte, el 21 de febrero, la universidad dio de baja a seis alumnos y a un maestro de prepa por acoso sexual en contra de alumnas. Además, el rector Salvador Hernández Vélez afirmó que se aplicaron otras sanciones por casos de ciberacoso y la difusión de fotografías íntimas de una compañera. del #MeToo mexicano y cómo ha sido el impacto en las universidades?

Universidad Autónoma de Guanajuato

La Universidad Autónoma de Guanajuato (UG) fue de las últimas instituciones en unirse a las protestas, pero ha sentado un precedente al obligar a las autoridades estatales y locales a entablar un diálogo y disculparse por las omisiones en la atención de casos de estudiantes asesinados y desaparecidos, según Reporte Índigo. “A nombre del estado de Guanajuato, le ofrezco una disculpa pública a las víctimas de violencia de género y alumnos por las omisiones que hayan podido existir en los procesos de seguimiento de sus cargos”, dijo el gobernador Diego Sinhue Rodríguez el 9 de diciembre.

Días antes, más de 500 mujeres vestidas de negro marcharon por las calles de la Ciudad de Guanajuato para protestar por el asesinato de Ana Daniela Vega, una estudiante de 24 años. El cuerpo sin vida de Vega fue encontrado en su domicilio el 30 de noviembre. Como ha sucedido en muchos casos de feminicidios, la policía inicialmente calificó el caso de un suicidio. Sin embargo, peritos médicos estatales dictaminaron que la joven fue estrangulada, según la Unión de Guanajuato. del #MeToo mexicano y cómo ha sido el impacto en las universidades?

La Universidad Nacional Autónoma de México

Las protestas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han sido por mucho las más grandes y duraderas. Colectivos de feministas han tomado las instalaciones de las siguientes 10 entidades académicas: las preparatorias 3, 5, 8, y 9; los CCH Sur y Oriente, y las Facultades de Filosofía y Letras, Ciencias Políticas, Artes y Diseño y Psicología. En algunos casos, como Filosofía y Letras y la Prepa 9, las tomas han durado más de 5 meses. También ha habido brotes de violencia en algunas instalaciones, lo que ha provocado especulaciones de que hay “mano negra” detrás de las movilizaciones.

Para las feministas, sin embargo, las tomas de las instalaciones son el último recurso ante la magnitud del problema y la falta de respuesta de las autoridades. Solo en los últimos dos años, seis mujeres fueron asesinadas en la UNAM y, desde que se activó el protocolo contra la violencia de género, en 2016, se han interpuesto 921 denuncias por acoso y violencia sexual, según El País. El 80 por ciento de las denuncias provienen de estudiantes (el 97 por ciento son mujeres) que señalan como principales agresores a sus compañeros (44 por ciento), seguidos de profesores y académicos (22 por ciento) y personal administrativo, (17 por ciento), según el diario español, que citó cifras de la Oficina de la Abogacía de la UNAM. No obstante, durante el último año, poco más de la mitad de las 335 denuncias concluyen en algún tipo de sanción, según el Informe sobre la Implementación del Protocolo para Atención de Casos de Violencia de Género.

El catalizador de las protestas en la UNAM fue el asesinato en abril de 2017 de Lesvy Berlín Osorio, de 22 años, dentro del campus principal de la universidad. Además del shock provocado por la forma en que murió Lesvy —estrangulada con un cable telefónico en frente de la Facultad de Ingeniería— se sumó el trato indignante por parte de la policía. Ésta calificó a la víctima de “alcohólica y mala estudiante”, además de declarar que “se había ido de casa y vivía en concubinato con su novio”; efectivamente, revictimizando a la víctima. Siguieron una serie de protestas en la universidad y se creó el hashtag #ySiMeMatan, que fue trending topic durante meses, según el periódico El País.

El movimiento revivió este octubre, cuando la pareja de Lesvy fue encontrado culpable de su muerte y sentenciado a 45 años de cárcel. Fue un ejemplo de justicia legal poco común en México, en donde más de 90 por ciento de los casos de feminicidio quedan sin resolverse, según el propio gobierno. Para los colectivos de feministas, sin embargo, la sentencia marcó solo el principio de su lucha.

Siguieron meses de protestas en que destacaba la ausencia y el manejo poco hábil de las autoridades universitarias. El movimiento también ha expuesto fuertes divisiones dentro de la universidad: entre los que apoyan el movimiento (aunque no necesariamente todos sus métodos); los que defienden el statu quo o inclusive confunden “libertad de cátedra” con mantener actitudes y prácticas machistas; y los que se han mantenido al margen. Mientras tanto, muchas activistas reportan haber recibido amenazas de muerte a través de las redes sociales.

También ha habido importantes logros del movimiento. Recientemente, en febrero, el Consejo Universitario aprobó una reforma a sus estatutos para incorporar a la violencia de género como una infracción grave (anteriormente ésta fue considerada menos grave que el hecho de fumar mariguana o tomar whisky). Otros logros incluyen, en orden cronológico, los siguientes: la creación de unidades de género en todas las entidades de la UNAM, que se encargarán de supervisar los casos de violencia de género y de proponer políticas de equidad; una reforma que establece la paridad de género en el Tribunal Universitario; y el anunció del rector el 28 de febrero de la creación de una Coordinación de Igualdad de Género, así como una serie de acciones para “acabar con la violencia de género”.

Finalmente, en un caso inédito, el 4 de marzo se anunció la separación de su cargo de un profesor emérito de la UNAM, el neurofisiólogo Ranulfo Romo. Romo —Premio Nacional de Ciencias y Artes 2000— fue denunciado por una trabajadora del Instituto de Fisiología Celular por intento de violación, según la Jornada.

No obstante los logros de todas estas movilizaciones, aún falta definir las sanciones aplicables a los casos de acoso, abuso sexual y violación, así como establecer reglas de paridad en los distintos ámbitos de la universidad. Tales iniciativas solo marcan un principio en la lucha en contra de la violencia de género —o mejor dicho, violencias de género—, tanto en la UNAM como en las otras universidades del país.




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