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Marion Lloyd

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Universidades de Estados Unidos se rebelan contra los rankings

Lloyd Marion (marzo 23, 2023), Universidades de Estados Unidos se rebelan contra los rankings. Suplemento Campus Milenio. Núm. 990. 2023-03-23

El pionero de los rankings universitarios, U.S. News & World Report, enfrenta su peor crisis en 40 años. En los últimos meses, algunas de las universidades de mayor prestigio de Estados Unidos —y del mundo— han anunciado un boicot en contra de las distintas clasificaciones producidas por la empresa mediática, desatando una creciente rebelión en contra de los rankings. Las instituciones acusan a U.S. News, que creó la primera clasificación nacional de universidades en 1983, de promover una ficción de calidad basada en la riqueza institucional, en detrimento de la equidad en la educación superior. Por su parte, la empresa alega que las instituciones buscan evadir la transparencia y probables nuevos controles federales sobre sus procesos de admisión.

El boicot en contra de U.S. News puede tener un efecto dominó en los rankings internacionales de universidades, como los producidos por el Times Higher Education (THE) y Quacquarelli Symonds (QS), debido al peso de las universidades participantes. No obstante, hasta el momento la rebelión se ha concentrado en Estados Unidos, en donde U.S. News ha ejercido un papel predominante durante cuatro décadas de clasificar instituciones para el mercado de consumidores, estadounidenses y extranjeros.

En noviembre, la Universidad de Yale anunció que dejaría de proveer información a la clasificación “Mejores Escuelas de Derecho”, producido por U.S. News, citando la ausencia de métricas de equidad en su metodología. “Hemos llegado al punto en que el proceso del rankings está socavando los compromisos de fondo de la profesión legal”, escribió la decana de la facultad, Heather Gerken, en una carta abierta. El anunció tuvo un impacto mayúsculo debido a que Yale suele liderar esta clasificación, y semanas después siguió el ejemplo la Escuela de Derecho de la Universidad de Harvard, ubicada en el cuarto lugar. Para fines de diciembre, 12 de las 14 universidades mejor posicionadas en la lista se habían sumado al boicot, según la revista The Atlantic.

A su vez, en enero, Harvard anunció que no enviaría información al ranking “Mejores Escuelas de Medicina”, y fue seguida por una decena de universidades, incluyendo Columbia, Stanford, Duke, Pensilvania y Michigan. Además, otras tres instituciones de élite, la Rhode Island School of Design, Colorado College y Bard College, anunciaron que no participarían en la clasificación general “U.S. News Mejores Universidades”.

Los argumentos contra los rankings

En los últimos años, han aumentado las críticas en contra de U.S. News y del modelo de rankings universitarios en general. Por un lado, se ha cuestionado la idea de que pueda existir una única forma de medir la calidad de las instituciones de educación superior, a pesar de las diferencias de misión, historia institucional y contexto geográfico. Por el otro, se han señalado los impactos negativos de las metodologías, que privilegian la selectividad y la investigación científica por encima de la calidad de la docencia o el papel de las instituciones en promover la equidad y la movilidad social. En otras palabras, los rankings funcionan como “harvardómetros”, midiendo qué tanto las instituciones se parecen a Harvard y las otras universidades anglosajonas de élite, según Imanol Ordorika, director general de Evaluación Institucional de la UNAM y experto en estas evaluaciones.

Al anunciar la decisión de salirse de U.S. News el pasado 9 de marzo, el presidente de Bard College, Leon Botstein, lanzó una crítica similar. “El carácter educativo y los méritos comparados de las universidades no se pueden destillar en un ranking numérico uniforme —dijo—, particularmente uno que no toma en cuenta el currículo o los académicos, y que está basado en métricas erróneas e irrelevantes, muchas de las cuales solo están relacionadas con la riqueza institucional”.

Bard, un colegio de artes liberales ubicado en el estado de Nueva York, fue ubicado en 5º lugar de la clasificación “Escuelas más Innovadoras” de U.S. News. Sin embargo, Botstein argumentó que lejos de fortalecer la misión institucional, los rankings han “acelerado la erosión de la autonomía, ambición, innovación y calidad de las universidades”.

Por su parte, el decano de la Escuela de Leyes de Harvard, John F. Manning, afirmó que los rankings “bien hechos” tienen la potencial de proveer información útil que ayuda a las familias a tomar decisiones. Sin embargo, pueden “crear incentivos perversos que influencian las decisiones de las universidades […] y lastiman los intereses de estudiantes potenciales”, dijo en una carta pública en noviembre.

El fraude y los rankings

La presión por ubicarse bien en los rankings también ha llevado a numerosas universidades a proveer información fraudulenta a U.S. News. En uno de los casos más sonados, un ex decano de la Universidad de Temple, en Filadelfia, fue sentenciado en 2022 a 14 meses de cárcel por cometer fraude en “Mejores Escuelas de Negocios”. El decano, Moshe Porat, proveyó datos falsos sobre los resultados de alumnos en las pruebas estandarizadas y sobre la experiencia laboral de los egresados, lo que llevó a la universidad a ubicarse en primer lugar durante cuatro años consecutivos.

En otro caso, de 2022, un profesor de matemáticas de la Universidad de Columbia divulgó que la institución había mentido sobre el tamaño de las clases y el porcentaje de profesores con doctorado, entre otros datos. Además de sufrir una humillación mediática, la universidad bajó del lugar 2 al 18 en el ranking nacional de ese año.

El contraataque de U.S. News

En respuesta a las críticas, U.S. News anunció en enero que incorporaría algunas métricas de equidad en su próximo ranking de escuelas de derecho. Por ejemplo, dará más puntos a universidades cuyos egresados opten por estudios superiores o trabajen en puestos de servicio público. También restará peso a las encuestas de reputación aplicadas a académicos, abogados y jueces, que han sido criticadas por premiar a las universidades de mayor renombre.

No obstante, al ver que más instituciones se sumaron al boicot, el 28 de febrero el CEO de U.S. News salió al ataque. En una carta publicada en el Wall Street Journal, Eric J. Gertler acusó a universidades como Yale y Harvard de buscar evitar el escrutinio público. “Las escuelas de élite se oponen a nuestro uso de datos comunes para todas las escuelas porque nuestros rankings son algo que no pueden controlar y no quieren tener que rendir cuentas a un tercero independiente”, afirmó.

Gertler también relacionó el boicot con la decisión inminente de la Suprema Corte sobre las políticas de acción afirmativa con base en la raza, en un juicio que involucra a Harvard y la Universidad de Carolina del Norte. Es probable que la corte —de tendencia conservadora—, determine que tales políticas son inconstitucionales, lo que obstaculizaría los esfuerzos de las universidades de élite por incorporar a más estudiantes de minorías raciales. Por ello, afirmó: “algunos decanos de [escuelas de] derecho están explorando formas de esquivar cualquier juicio al reducir el énfasis en los puntajes de exámenes y calificaciones —criterios usados en nuestros rankings—”.

¿Un boicot simbólico?

Otros defensores de los rankings han argumentado que el boicot es solo simbólico y esencialmente fútil. Gran parte de los datos que toman en cuenta estas listas son del dominio público, y las universidades que se niegan a proveer información institucional aún aparecerán en las clasificaciones. No obstante, es probable que se ubiquen en posiciones inferiores de la tabla, como ocurrió con la Universidad de Columbia el año pasado.

Aun así, al enfrentarse públicamente al modelo, las instituciones están minando la credibilidad de U.S. News & World Report y, por extensión, de los otros rankings. “Hay un gran impulso para levantar la cortina detrás de este esquema del Mago de Oz”, escribió Botstein, el presidente de Bard. “Tenemos una oportunidad de liberarnos de esta alquimia de simplificación. El público merece un recuento más completo y transparente de nuestras instituciones”.




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