banner
banner

Humberto Muñoz García

foto

Defender la autonomía universitaria

Muñoz-García, H. (diciembre 22, 2022). Defender la autonomía universitaria. Suplemento Campus Milenio. Núm. 978. 2022-12-22

El texto de hoy contiene algunas ideas esenciales sobre la autonomía universitaria. Me parece central, en este momento, repasar algunos postulados de fondo sobre el concepto, que nos permitan establecer acuerdos y llamar la atención de los universitarios, ante las amenazas desde el poder, local y federal, en contra de la universidad pública. Al margen de la participación de las comunidades universitarias, hay quienes buscan cambiar los diseños institucionales. Por ello, es necesario hacer un llamado para estar prevenidos y luchar para defender la autonomía, a partir de los principios que contiene.

En los últimos años se han publicado varios libros sobre la autonomía universitaria, y ha sido bueno para allegarnos argumentos ante la sensación de que la están acechando para violentarla. A la universidad pública se le ha faltado el respeto de varias maneras y a los académicos han tratado de presentarlos como personas indignas. Así, es momento de estar alertas frente a las intromisiones externas que pretenden modificar las leyes orgánicas y la estructura institucional.

Lo que hemos hablado en la academia es fortalecer a las universidades públicas corrigiendo, con base en la autonomía, aquello que no esté funcionando bien. Asimismo, elaborando y sancionando, con las comunidades respectivas, los planes de desarrollo que ajusten las instituciones a los tiempos de hoy para mejorar la docencia, ligarla más estrechamente a la investigación y para colaborar, lo más directamente posible, con el entorno social.

Las universidades públicas, y el conocimiento que producen y transmiten, son indispensables para que el país transite el Siglo XXI. De ahí que, he seleccionado algunas líneas de textos publicados que ilustran las deliberaciones que hemos tenido sobre el tema en el PUEES-SES de la UNAM.

La autonomía está consagrada en la Constitución y es un derecho fundamental que garantiza el ejercicio de la libertad académica para el logro de los propósitos educativos y culturales de la universidad. Para instituirse jurídica y académicamente, y para autogobernarse y protegerse de factores de poder externos.

Para el ejercicio y defensa de la autonomía, señala Suárez Zozaya, se requiere de una “institución que haya construido y disponga de una imagen fuerte del Nosotros, como actor colectivo, [lo cual le otorga] la capacidad para decidir sobre su propia marcha y dirección, así como acerca de su relación con los demás” (“el otro” importante es el Estado).

Tratar la autonomía universitaria desde una perspectiva política, dice la autora, “anuncia que lo que se pondrá en juego es el análisis y problematización de la construcción y significación del Nosotros-universidad como poder político y social capaz de demandar y ejercer la autonomía. Y es que la construcción y puesta en juego del Nosotros es condición necesaria sin la cual la universidad no puede tener el carácter de sujeto y, por lo tanto, la capacidad y el poder para ser gobernada, así como de gobernarse a sí misma; es decir, de ser autónoma” (Suárez).

Respecto de la relación entre autonomía y política, el texto de Suárez la concibe como producto de una disputa de sentido y del orden social que tiene su base en la polaridad genérica: “Nosotros” versus “el Otro”. Desde esta concepción, el significado de la autonomía universitaria y, por tanto, de su ejercicio, queda pendiente de la relación que establezcan, en momentos determinados, el Estado (el Otro) y la universidad (Nosotros).

En la diferenciación y heterogeneidad institucional que tenemos hay que llamar y concertar la unidad de fuerzas y voluntades universitarias para constituirnos en un sujeto activo que ejerza y defienda a la autonomía y a la universidad.

En las conclusiones del texto de Ordorika en el número especial de Perfiles Educativos (2010) sobre la autonomía, el autor señala un punto que incluyo enseguida: “los márgenes y posibilidades en el ejercicio pleno de la autonomía universitaria dependen de las relaciones de poder existentes, entonces la reafirmación y recreación de la noción misma de autonomía es un hecho político que incide en la correlación de fuerzas. La reivindicación del ejercicio de la autonomía como el derecho de los universitarios a conocer e interpretar libremente el mundo que nos rodea, a proponer iniciativas para su transformación, a debatir de manera abierta y pública nuestras posiciones y a organizarnos como mejor nos parezca para lograr estos fines, es la mejor manera de defender, construir y ampliar la autonomía de nuestra Universidad”.

Hay muchas ideas que valdría la pena tener en cuenta para entender y defender, hoy, la autonomía. Los párrafos de Suarez y Ordorika me parecen oportunos, para que los universitarios se entusiasmen de la discusión, para argumentar y poner un freno contundente a cualquier iniciativa que busque frenar el carácter público y autónomo de nuestras universidades públicas. Es tiempo de estar preparados para luchar por la libertad intelectual, el derecho a la crítica razonada, y la comunicación pública del conocimiento.




Derechos reservados 2024 PUEES-UNAM
Universidad Nacional Autónoma de México