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Humberto Muñoz García

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La universidad ante los desafíos actuales

Muñoz-García, H. (enero 19, 2023). La universidad ante los desafíos actuales. Suplemento Campus Milenio. Núm. 981. 2023-01-19

1. Hay todo género de argumentos sobre la crisis de las crisis. Tienen razón. La guerra, la pandemia, la inflación planetaria, un sistema mundo que tiende a la bipolaridad de fuerzas y poderes, que buscan una mayor presencia global, daños ecológicos, mal manejo de la energía, migraciones internacionales de personas hambrientas, falta de agua, drogas y el fentanilo, militarización, debilidad de los gobiernos, falta de proyectos de desarrollo viables, y a nivel internacional, nacional y local, grupos de la reacción que se fortalecen. Asimismo, hay discriminación, violencia doméstica, feminicidios, maltrato infantil, vejez desprotegida de seguridad social, y un largo etcétera. Todos estos son rasgos de la vida social contemporánea.

Una insólita concentración de la riqueza contrasta con lo que Bauman denominó residuos humanos superfluos, para los que no parece haber salida. Una mayoría vive en pobreza, es una franja de la sociedad que permanece excluida, despojada, sin aspiraciones de movilidad social, porque no hay canales para el ascenso. Son sectores sociales políticamente movilizables por las fuerzas en pugna, que disputan el poder en un modelo político en el que la ciudadanía es convocada sólo para propósitos electorales, influida por los medios de comunicación, que moldean sus preferencias políticas (Urbinati).

2. En México, a una situación verdaderamente difícil, se ha sumado la injuria del gobierno a las instituciones educativas. Al tiempo, la sociedad reclama cuadros de alto nivel y una producción amplia de conocimiento, para estimular y apoyar un desarrollo que atienda las necesidades de bienestar de las grandes mayorías, que sirva, asimismo, a los segmentos económicos y políticos que impulsan el crecimiento y la distribución de la riqueza. Hacen falta ideas nuevas que orienten la mejoría social y que otorguen razonabilidad a las relaciones y prácticas políticas de quienes son actores en la esfera pública, refrendar el sentido humanista de nuestra historia.

El país requiere una economía en crecimiento, avanzar tecnológicamente y contar con una estructura científica que le permita sortear los problemas que conlleva la sociedad del riesgo y del conocimiento. Que le permita a la nación participar en los acuerdos internacionales en una mejor posición para negociar. Para afrontar las crisis, existe la necesidad de contar con instituciones universitarias del más alto nivel académico posible, que se dediquen a cumplir cabalmente sus funciones y compromisos al servicio de toda la sociedad mexicana, para que resuelva sus propios problemas, grandes y pequeños, y para contender eficazmente en el plano multilateral.

Como sugieren Marginson y Ordorika, países como el nuestro reclaman, en la era del conocimiento, universidades con capacidades de intervenir en las relaciones que se llevan a cabo en un campo mundial de poder integrado por las universidades de los países desarrollados. Además, nuestras universidades deben ser concebidas, igualmente, como un espacio primordial para la producción y recreación cultural de México.

Denostar a la UNAM, clasificarla políticamente, es incorrecto. Con eso no se gana nada, pierden, perdemos todos. En las universidades públicas del país hay siempre compromiso con la sociedad. Contienen estudiantes, académicos y funcionarios que sustentan distintas ideologías políticas. Con respeto y argumentos nos comunicamos, nos llevamos y reconocemos aciertos y errores. Nada que salga de la vida académica.

3. Los contextos estructurales impactan a las universidades. Igualmente, los sucesos políticos que se derivan hacia ellas. Las universidades han sido, en la historia, reflejo de lo que ocurre en la sociedad. Cuando hay desajustes de la universidad con la dinámica social, disfunciones y tensiones institucionales, en uso de la crítica y la razón, se busca corregir las fallas. El cambio es el concepto medular de la academia. Lo importante es que las comunidades discutan, deliberen, acuerden qué es lo que se tiene que modificar para ser mejores. Hoy es necesario actuar, mostrarle a la sociedad que se puede legislar, de manera precisa, para evitar el plagio y la simulación.

A corto plazo, en las universidades que van a tener cambios de autoridad, sería deseable que los procesos de selección sean abiertos a la participación, que se hagan auscultaciones amplias a la comunidad, que los cuerpos colegiados discutan y presenten propuestas que hagan avanzar la academia, y que los candidatos a rector presenten y discutan los planes de desarrollo institucional, con una perspectiva de mediano plazo, tal que las autoridades encargadas de elegir reciban los comentarios y el pulso de la comunidad para que los nuevos dirigentes, al ser electos, gocen de legitimidad para realizar un proyecto que logre consenso.

Seguramente, habrá otras ideas y críticas a todo lo que aquí se señala. Sí. De eso trata el porvenir inmediato. De plantear públicamente cómo fortalecer a la universidad, de construir un sujeto actuante, espacios académicos interactivos, que cobijen intelectuales colectivos, una organización flexible, un nosotros que luche para que las instituciones ganen fuerza, intelectual y científica, para defender la autonomía y generar un conocimiento con el cual enfrentar los desafíos, como los aquí mencionados.




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