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Humberto Muñoz García

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Reflexiones para mover académicamente a la universidad

Muñoz-García, H. (marzo 02, 2023). Reflexiones para mover académicamente a la universidad. Suplemento Campus Milenio. Núm. 987. 2023-03-02

Hay algunos factores a tener en cuenta para mover académicamente a la universidad en México. Sin duda, la situación del país, cada vez más dependiente económica, social y políticamente de los países de Norteamérica, es un punto a tener en consideración. Porque, en Estados Unidos, por ejemplo, radican varias de las universidades líderes en el mundo en uno de los sistemas de educación superior más completos y complejos, con más de 20 millones de estudiantes, de los cuales, al menos un millón son extranjeros. Las universidades como, por ejemplo, Harvard, Stanford, Chicago, imponen patrones académicos, y de producción del conocimiento, con los que tenemos que interactuar los universitarios mexicanos. Ofrecen cursos en línea para licenciaturas, diplomados, maestrías, etc. Para relacionarnos con ellas, al servicio de México, necesitamos universidades autónomas y públicas fortalecidas por las políticas educativas, con personal académico de alto nivel y reconocimiento internacional.

Un segundo factor deriva de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Su presencia ha tenido un enorme impacto en cómo se estructuran y configuran las universidades. En su organización directiva, en sus procedimientos de gestión, y para producir y transmitir conocimiento. Han dado origen, además, a un nuevo tipo de estudiante y nuevas exigencias al magisterio a partir de la enseñanza hibrida, acentuada por la pandemia. La enseñanza presencial y a distancia representa una enorme cantidad de retos a las instituciones.

Un tercer factor se refiere a las conexiones docentes y de investigación que se pueden dar entre las universidades. Un ejemplo es el curso interanual, en vivo, que brinda el Programa Universitario de Estudios sobre la Educación Superior (PUEES) de la UNAM a cerca de 1000 estudiantes, en más de una veintena de instituciones del país y en un par de países de América Latina. Aparte, la comunicación entre los académicos mexicanos, y entre éstos y los de América Latina, por este medio, puede representar un enriquecimiento científico y cultural, sin precedentes. Y, para ello, contamos con el PUEES y la UDUALC. Ésta última agrupa a más de doscientas universidades en América Latina y el Caribe. Las universidades públicas en los estados deberían tener en cuenta este hecho, así como la importancia de un espacio universitario común en el país y en la América Latina.

Un cuarto factor es el de la producción de contenidos culturales e informáticos, que ha venido ligada al uso de las tecnologías, la existencia de plataformas, satélites, cadenas de televisión y otros medios de comunicación. Instrumentos todos que han apuntalado lo que se conoce como la americanización de la cultura, favorecida por la globalización. Aunque, actualmente, hay otros sistemas de comunicación en el mundo que exportan contenidos entre países y que dan lugar a lo que se denomina como choques culturales.

Los contenidos culturales e informáticos de distinto signo provocan, no sólo estilos de vida, sino también subjetivaciones que pueden afectar identidades institucionales y personales. Mover la universidad pública en México es fundamental para que, en este contexto, pueda seguir ejerciendo, con más fuerza e instrumentos, su papel como institución que salvaguarda el patrimonio cultural y que auxilia decididamente a crear una cultura nacional y local. La universidad pública es fuente para renovar el pensamiento social. La universidad es casa de las humanidades y las ciencias, y puede ofrecer capital cultural apropiado a la transformación del país, a la renovación de las identidades institucionales y personales, a la construcción de ciudadanía y al avance hacia una democracia con participación ampliada y responsable.

Lo mencionado tiene que considerarse para reflexionar sobre la transformación de las universidades. Además, realizar el análisis de cada universidad para impulsar su renovación, cuyas directrices fundamentales, en materia de docencia e investigación, deben venir directamente de los académicos y de los estudiantes, actores, promotores y receptores del cambio institucional.

¿Qué sigue? La universidad requiere iniciar su transformación para colocarse en una órbita de cambio permanente, orientada a lograr formas de enseñanza y de investigación apropiadas a lo que ocurre históricamente con el país, con la proliferación y desarrollo del conocimiento, con el avance de la ciencia y el pensamiento social.

La universidad se transforma para ubicarse como un espacio académico en el que circulan flujos de conocimiento y contenidos culturales provenientes de fuentes diversas, tanto académicas como no académicas; moverse en búsqueda de una configuración que le otorgue un lugar presencial y virtual en el que profesores y estudiantes utilicen todo tipo de conexiones e instrumentos para aprender lo nuevo y utilizar sus productos intelectuales para el desarrollo de la academia y de la sociedad. En el cambio, instaurar equipos inter y multidisciplinarios conectados con sectores sociales en disponibilidad de apoyar y usar la producción de conocimiento para fines concretos de solución de problemas.

En fin. Será fundamental soltar ideas y dialogar, sin prejuicios, hacia donde va la universidad pública, de aquí para adelante.




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