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Humberto Muñoz García

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Para dialogar sobre el cambio de la universidad pública

Muñoz-García, H. (marzo 30, 2023). Para dialogar sobre el cambio de la universidad pública. Suplemento Campus Milenio. Núm. 991. 2023-03-30

En este tiempo, del tercer decenio del Siglo XXI, sería deseable que en México se apoyará decididamente a las universidades públicas en los Estados de la República. Los gobiernos deben cuidar con esmero a estas instituciones para que cumplan con éxito sus fines y propósitos, incluidos los cambios académicos y organizacionales que, las comunidades de profesores, investigadores y estudiantes, sientan como necesarios de llevarse a cabo.

Estas universidades tienen cuatro compromisos iniciales: producir conocimiento original, formar a sus estudiantes con la mejor educación posible, brindar magníficas condiciones de trabajo a profesores e investigadores, y hacer llegar conocimiento científico a la sociedad para elevar el bienestar de su población. Estos compromisos se conjugan para ampliar y estimular a la esfera pública, que es el medio donde mejor se desarrolla la universidad como entidad autónoma.

Las universidades públicas estatales son cada una distinta de las otras. Cada institución ha seguido dinámicas propias de desarrollo, diversificación y diferenciación. En última instancia, cada una es específica, aun teniendo algunas semejanzas con sus pares. Las distancias entre ellas se pueden observar por la vía de un conjunto de indicadores, por ejemplo, como los que contiene el Estudio Comparativo de las Universidades Mexicanas de la UNAM. Sus rasgos son producto, en parte, de las políticas de los gobiernos federales y locales. Pero también del entorno donde se ubican, por ejemplo: el volumen de la demanda escolar y las necesidades concretas de los sistemas productivos.

Cada una tiene su historia, en la que se han forjado los sentimientos y expectativas de generaciones de jóvenes, en la que se han abierto las oportunidades para la participación de las mujeres en este nivel educativo. Una historia de construcción de comunidades que viven, en armonía y tensión, discutiendo una pluralidad de ideas y de miras.

En las circunstancias de México, los efectos de las crisis económicas recientes, y de la pandemia, han dado pie para insistir en el aumento de la cobertura, en la obligatoriedad y gratuidad de la educación superior pública. Y está bien, pero el aumento de la matrícula necesita de recursos materiales y magisteriales para cubrir razonablemente el crecimiento. Recursos que no aparecen así nada más.

Los especialistas en educación superior han estudiado las relaciones entre expansión educativa y recursos. Tiene que haber una estrategia y prioridades en un marco de acción flexible, pero seguro. Lo cierto es que, a futuro, o se crea un conjunto institucional académicamente fuerte o se corre el riesgo de caer en una indeseable dependencia intelectual y científica con todos sus correlatos. Sobre la base de una buena planeación financiera, se impone una reforma fiscal, cuyos riesgos políticos hay que correr.

Soy de la idea de que es imprescindible dedicar un tiempo a discutir e implantar medidas, a partir de cuestiones como las siguientes:

a) ¿Cuáles son los factores internacionales, nacionales y locales que demandan un cambio de las instituciones universitarias en el país? Atender lo local es prioritario, así como sus ligas con los otros dos niveles. Norteamérica y Latinoamérica están en la mira.

b) El Estado evaluador y los sistemas de contabilidad de productos académicos están rebasados. Actualmente, tiene prioridad desarrollar el posgrado, formar grupos de investigación con profesores y doctorantes, estimular la investigación inter y multidisciplinaria, formar equipos intra e interinstitucionales que atiendan problemas y presenten estrategias de acción para resolverlos. La universidad debe propiciar que su comunidad de investigación interactúe con los sectores de la sociedad interesados en el conocimiento orientado al desarrollo y bienestar de las mayorías.

c) Poner énfasis en la enseñanza y la investigación en Humanidades. Ningún alumno debería egresar de la universidad sin haber leído los grandes libros de la literatura mexicana. Es absolutamente conveniente que los estudiantes universitarios tengan acceso a las artes, la música, el cine, la danza, los museos. Sí algo es esencial para el futuro consiste en entregar capital cultural a los jóvenes estudiantes y a todos aquellos que deseen regresar a su alma mater. Y, para cerrar este punto, podrían organizarse cursos en humanidades para enriquecer la visión de los mexicanos hoy, de cara a lo que venga mañana, con filosofía, ética e historia. Se ganaría en ciudadanía y en calidad de la democracia.

d) Hay que dedicar tiempo y acciones para reanimar la comunicación y difusión de lo que se hace en cada uno de los segmentos de la comunidad universitaria; se trata de robustecer la identidad institucional, lograr un mejor clima de trabajo y estudio, inclusión a la vida académica universitaria.

e) Seguir la marcha hacia adelante por la senda de la historia recorrida en cada universidad, llevará a la comunidad a repensar las formas de ejercicio del poder institucional. La universidad pública y autónoma de nuestros días habrá de tener participación comunitaria en las decisiones, y directivos que gocen de legitimidad para conducir la institución, para gestionar extramuros y mantener la autonomía.




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