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Humberto Muñoz García

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UNAM: problemas y desafíos

Muñoz-García, H. (junio 22, 2023). UNAM: problemas y desafíos. Suplemento Campus Milenio. Núm. 1002. 2023-06-22

Este texto resalta algunas trabas que afectan la organización en la que se estructura la UNAM. Se trata de identificarlas y exponer los problemas que provocan para comenzar a plantear soluciones que le brinden a la institución mejores condiciones y posibilidades para servir a la sociedad mexicana en pleno Siglo XXI.

1.En el fin del Siglo XX, la UNAM estuvo diez meses con sus instalaciones cerradas por el movimiento estudiantil. Al final del segundo decenio del Siglo XXI, tuvo que cerrar por la pandemia. Ambos procesos han marcado la vida reciente de la institución. Pero la gestación de la problemática que vivimos actualmente deviene de tiempos anteriores.

En algo más de medio Siglo, la UNAM ha tenido un enorme crecimiento. Por ejemplo, de 1969 a 1974 dobló la matrícula estudiantil. Entrado el nuevo Siglo siguió creciendo y hoy tiene más de 370 mil estudiantes. Más de 40,000 académicos y otro tanto de administrativos. Cubren bachillerato, licenciatura y posgrado

Actualmente, la universidad tiene instalaciones en todo el país, dentro de las cuales se ubican ocho campus que van de Ensenada a Yucatán. Una muestra de su carácter nacional y de su preocupación por abrir oportunidades de estudio a l@s jóvenes. Se agregan cerca de 50 institutos y centros de investigación en Humanidades y Ciencias, que producen la mayor parte del conocimiento científico del país, con ligas internacionales en todos los casos. Edita casi cinco libros al día. Tiene una labor de difusión que distribuye ampliamente capital cultural. En el extranjero hay 14 sedes y por los océanos circulan dos barcos que hacen investigación marítima. En suma, es una de las 15 universidades más grandes del mundo.

2. La UNAM se ha desarrollado con diversificación y diferenciación académica, creando espacios para dar cabida a lo nuevo. Aunque ha mantenido una estructura de gobierno, con sus variaciones, similar a la que se asienta en la Ley Orgánica (de hace casi 80 años) y en el Estatuto General.

La UNAM tiene una vida política muy intensa. El gobierno lo conduce un sector de la burocracia que concentra el mando institucional. Este grupo ha ejercido un modo de dominación, que algunos analistas definen como autoritario, con acento en algunos períodos rectorales (e.g. Jiménez MyT).

La expansión institucional vino acompañada de un aumento de la burocracia, que contiene al sector dirigente y a un grupo mayoritario encargado de la administración. Los círculos de poder se nutren del cambio de directivos que surgen de las disputas del poder en el campus.

A lo largo del tiempo, la dirigencia ha mantenido control del rumbo institucional, con estabilidad entre conflictos, mediante un manejo vertical en la toma de decisiones que, dado el tamaño y complejidad de la estructura actual, exhibe rigidez y se está agotando. Así, es preciso discutir cómo descentralizar la toma de decisiones y cómo desconcentrar la administración. La burocratización se ha vuelto un cuello de botella estrecho que dificulta el avance académico.

3. Regreso en el tiempo. En los ochenta del Siglo pasado, la inflación, el multichambismo, la fuga de cerebros, llevaron a proponer un programa temporal de becas para los investigadores: el SNI. Luego, como no cupieron todos, en la UNAM surgió el PREPAC, que fue sustituido después por el PRIDE. La investigación cobró relevancia sobre la docencia. Los complementos al salario se volvieron esenciales. Hubo desinstitucionalización: satisfacer las exigencias de afuera se volvió más importante que lo de adentro. El mercado y la becarización se impusieron sin más. Los académicos perdieron el control sobre su trabajo: las burocracias nos indican cuánto y dónde publicar, sí se quiere mantener la beca.

A medida que el trabajo académico depende de la burocracia pierde su carácter verdaderamente autónomo (C.W. Mills). Las lógicas de funcionamiento de la burocracia son diferentes a las de la academia y tienden a desvirtuarla. A quitarle valor al resultado de lo académico. La sumisión de la academia a la burocracia, por la vía de las remuneraciones y las becas, le quitan poder al saber. Se pierde la autoridad de la academia (Aguilar). Y eso lo aprecia el resto de la comunidad y relaja las relaciones sociales en el campus.

4. Los cuerpos colegiados, algunos de ellos reconocidos por la ley como autoridades, son espacios de participación donde se juntan las autoridades unipersonales, los académicos y los estudiantes. Son los espacios donde se participa en las deliberaciones y se toman decisiones “informadas”. Se habla de la participación comunitaria en ellos como un aspecto de la democracia universitaria (e.g. Castaños) porque los representantes son electos por sus bases comunitarias. Pues bien, hay una fuerte tensión entre representación y representatividad (e.g. Vital). Los representantes suelen no llevar la voz de sus representados a los plenos y suelen no dar informes de sus tareas a su comunidad.

En suma, lo expuesto es un resumen de la problemática universitaria, de la cual se derivan muchas presiones de cambio, que habría que atender en el próximo rectorado. Estaremos pendientes de los proyectos que presenten los interesados en ocupar la rectoría y de los debates que sostengan entre ellos.




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