Humberto Muñoz García

Insistir en el cambio institucional

Las instituciones de educación superior en el país están arribando a algunos límites funcionales, que no se pueden rebasar si no les damos la oportunidad de hacer modificaciones a sus estructuras, tal que permitan mejorar su funcionamiento académico. Ello implica la necesidad de hacer cambios jurídicos que posibiliten armar el trabajo académico de otra forma, particularmente en la docencia, a nivel licenciatura y posgrado.

Todas las universidades públicas deberían enfatizar la relevancia de la docencia. Se necesitará revisar los planes de estudio curriculares y crear planes extracurriculares para enfrentar las realidades de la sociedad mexicana en este Siglo. Éstos últimos, programados por temas, problemas y asuntos específicos de interés público. Otros que tengan el propósito de actualizar a egresados que requieran poner al día sus conocimientos para el ejercicio de su profesión, con cursos presenciales, remotos o híbridos.

La universidad deberá transmitir y difundir conocimiento científico a diversos públicos y ofrecer cursos extramuros para personas universitarias y no universitarias. Auspiciar proyectos docentes presentados por grupos de académicos que puedan ser transmitidos por vías electrónicas al conjunto del país y/o a nivel internacional.

Por otro lado, hay una necesidad sentida de que los académicos puedan relacionarse en la institución y fuera del campus bajo nuevas formas de interacción colectiva. Colectivizar la investigación con proyectos que tengan mayor alcance en la producción de conocimiento, de carácter multi o interdisciplinario, que terminen con un producto susceptible de transmitir a la academia y a públicos interesados extramuros. Algunas investigaciones finalizarán con productos académicos, libros y artículos, otras con informes, y tal vez recomendaciones, con documentos ejecutivos, no necesariamente publicables en medios académicos.

La universidad debe propiciar la organización de sus egresados. Obtener información de los requerimientos que se exigen en el campo económico y social para emplearlos. Pero también, para que algunos formen en su trabajo egresados de su campo. Coadyubar a dar impulso al desarrollo tecnológico, mostrar que la educación superior y la fortaleza de sus instituciones públicas son consustanciales del crecimiento económico.

Asimismo, los cambios universitarios deben vincularse a la gestación de actores políticos con capacidad de racionalizar sus demandas y ofertas al sistema político. La universidad produce cultura asociada a la libertad política que debe tener todo ciudadano para elegir racionalmente a sus gobernantes; cultura y arte que da cohesión e identidad a la población del país en su conjunto.

La Universidad pública cuenta con intelectuales que interpretan y orientan el rumbo de la nación. Debe mantener sus posibilidades de acercar, cuando así lo considere conveniente, a sus intelectuales y a los actores del campo político.

Importancia de los resultados

Voy a usar el caso de la UNAM como una ilustración de la importancia que tiene la formación de cuadros de alto nivel para apoyo a la dinámica de nuestra sociedad. Dos dependencias de la UNAM acaban de presentar el 35º informe de egresados, Recojo unos pocos datos de la publicación.

Empiezo por decir que seis de cada diez egresados terminaron su carrera entre los 24 y los 27 años y, además, que la mayoría de egresados (57.1 por ciento) son mujeres. El cincuenta y nueve por ciento estudió una carrera en los campos de las ciencias, un tercio ciencias sociales y el resto alguna especialidad ligada a las humanidades y las artes. Casi tres cuartos de los egresados provienen de hogares donde la madre no estudio en el nivel superior. Mientras que el 69 por ciento de los padres de los egresados no fue a la universidad. La UNAM, como universidad pública, sigue impulsando la movilidad educativa intergeneracional.

Un 18 por ciento de los egresados trabajó durante toda su carrera; la experiencia laboral y el título de licenciatura contaron para obtener empleo. Actualmente, el 71 por ciento trabaja en el sector privado y el 83 por ciento en actividades del sector servicios. En México, el trabajo profesional es mal pagado, pero este hecho varía por carrera, y otros factores situacionales, que requieren un examen detallado para acercarnos más a las complejas relaciones de la educación superior y el mercado laboral.

Seguramente en varios puntos del país hay situaciones específicas entre mercado y sociedad, entre oferta y demanda de trabajo. Queda la impresión de que los estudios de nivel superior posibilitan, todavía, la movilidad social para amplios sectores de sus estudiantes.

Atención

En el caso de la UNAM hay que darle una atención especial a los estudiantes para que cuenten con todos los medios que los acerquen al conocimiento científico, prestar atención especial a los problemas de género y contar con programas y acciones que mejoren las condiciones laborales del personal académico, particularmente lo que corresponde al profesorado de asignatura, en todos los niveles educativos.

Aprovechar el próximo cambio de autoridades para señalar qué es lo nuevo del proyecto académico, y sus implicaciones, para transformar la organización de la estructura y funcionamiento de la Universidad.