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Humberto Muñoz García

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Universidad pública: para superar la academia

Muñoz-García, H. (agosto 17, 2023). Universidad pública: para superar la academia. Suplemento Campus Milenio. Núm. 1008. 2023-08-17

A la universidad pública se le conoce y se le entiende mejor en medio de su entorno social. Desde la perspectiva de la sociología, la institución universitaria tiene una dinámica que es reflejo de la sociedad en la que se encuentra. En un país tan diverso y heterogéneo como México, el entorno social inmediato y su problemática determinan muchas de las posibles acciones que puede llevar a cabo la institución, tanto en la docencia como en la investigación, para cumplir sus propósitos.

A continuación, trataré algunos puntos específicos para que la universidad realice mejor sus tareas en esta etapa del desarrollo nacional, en el siglo XXI.

1.México va a requerir personas científica e intelectualmente muy bien preparadas. En el plano económico y demográfico, es prioritario formar docentes que preparen egresados que se ajusten a la dinámica de las fuerzas productivas futuras, por ejemplo, el nearshoring y la digitalización. Egresados que puedan encontrar en el país oportunidades de trabajo, que eviten la fuga de cerebros, de la que no se habla mucho, pero es una realidad.

2. Ante el diluvio de problemas que tiene el país, las universidades públicas podrían comenzar a distanciarse en definitiva de los enfoques economicistas que las sujetaron al mercado y sus criterios normativos.

En esta misma dirección, se tendría que abrir paso para que las comunidades puedan manifestar una actitud autocrítica frente a su praxis y frente a la conducción de la academia, tal que, en efecto, prive la libertad en el ejercicio de las funciones universitarias. Abrir canales de diálogo, deliberación y participación para la realización de las funciones sustantivas. En este punto, la representación y representatividad en los cuerpos colegiados es de trascendencia absoluta. Una mayor y más frecuente comunicación entre dirigentes y comunidad propicia la existencia del ethos académico, la identidad, la unidad de miras y un trabajo académico riguroso entendido y evaluado por los colegas. La UNAM, en concreto, ubicada en todo el territorio del país, requerirá definir una política de comunicación amplia y eficiente que integre el esfuerzo de todas sus partes.

3. Los académicos necesitan pugnar en sus instituciones por la existencia de redes, que los proyectos sean y se reconozcan como colectivos. Bienvenidos los proyectos individuales, como parte de una estrategia institucional, donde los resultados se recojan en un colectivo del que formen parte.

La academia es una tarea colectiva y requiere confianza para quien la realiza, así como flexibilidad que estimule el movimiento y la conexión entre disciplinas y funciones. Considero, además, que es necesario que los académicos reclamen un cambio en su división del trabajo, que les permita a los de tiempo completo, atender debidamente a los estudiantes. Salir del cubículo al aula, presencial o remota, con libertad; parar de escribir para publicar y no perecer, para no perecer intelectualmente publicando por publicar. Publicar sólo aquello que se consideren nuevas contribuciones a ser leídas por los colegas, para luego comunicarlas a la sociedad.

La universidad que viene necesita hacer academia de otra manera a la que ha sido hecha en los últimos decenios. Los académicos requieren compartir con sus colegas el progreso tecnológico, nuevas metodologías para la investigación, que se transmitan por las vías electrónicas, igual que el conocimiento relacionado con áreas estratégicas para el crecimiento. Actuar para extender el conocimiento a la sociedad. Estar en contacto permanente con ella.

4. Frente al diluvio de problemas que tenemos, habrá que reconocer que las universidades públicas cuentan con académicos que tienen la capacidad y la legitimidad para plantear nuevos modelos de desarrollo local y nacional. La UNAM, por ejemplo, ha presentado una propuesta para un curso distinto del desarrollo, y hay esfuerzos en todos los campos del saber para que la academia haga propuestas en torno al desarrollo de la sociedad. Y no tengo duda de que se puede integrar un equipo para formular un plan que transforme el sistema educativo en los próximos diez años. Este ejercicio ya lo hicimos una vez; ahí están las publicaciones. Y lo mismo se puede hacer en materia de salud. Pero falta una conexión más “amigable “ y oportuna del gobierno con la universidad.

5. La academia universitaria también cumple una función política positiva cuando el conocimiento contribuye a crear un régimen de derecho con ciudadanía participativa, establecer nuevas identidades políticas, una cultura política de tolerancia, deliberativa en la toma de decisiones y la generación de visiones y análisis para intervenir en la esfera internacional. Logros que son posibles sin haber llegado a la llamada sociedad del conocimiento y la información, donde las universidades adquieren un mayor valor.

Colofón. La historia de la universidad pública en el país muestra que ha colaborado con compromiso para fortalecer al Estado, desarrollar la sociedad, enriquecer el espacio público y mejorar la vida de los mexicanos.




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