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Humberto Muñoz García

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Sobre el cambio de rector en la UNAM

Muñoz-García, H. (septiembre 14 , 2023). Sobre el cambio de rector en la UNAM. Suplemento Campus Milenio. Núm. 1012. 2023-09-14

En los últimos tiempos he dedicado muchos artículos en Campus a tratar cuestiones que refieren en particular a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Hoy vuelvo a dedicar este espacio a la institución, toda vez que se ha iniciado el proceso de cambio de rector, que tiene la mayor importancia para quienes trabajamos y estudiamos en ella, y para los universitarios del país.

En el cambio de rector, el elegido gana el prestigio del puesto, poder decidir sobre la actividad universitaria, articular fuerzas políticas internas para la conducción académica, obtener legitimidad para resolver conflictos, dirigir las mutaciones que habrán de realizarse para mejorar las funciones institucionales, administrar los recursos financieros y no financieros, asignarlos, mantener a la institución funcionando de manera estable y representarla a nivel internacional y en la esfera pública nacional. Desempeñar el cargo de rector de la UNAM es uno de los trabajos más complejos y difíciles que hay en México.

Se registraron, para ocupar el puesto, 17 académicos. Será fundamental que la Junta tenga en cuenta, de manera destacada, la relevancia de la obra académica de los aspirantes. Que analice en detalle el contenido de cada proyecto de desarrollo institucional, y lo que señale como prioritario de cambiar, la metodología para el cambio y los logros a obtener al final del rectorado. Desde luego, fijarse en la capacidad política de cada aspirante y en sus habilidades administrativas y de gestión.

Es de hacer notar que con la elección del rector (a) se presenta la oportunidad de vivir una nueva etapa en la que se fortalezca el ethos y la legitimidad de la autoridad académica. Por esta circunstancia, considero que nuestra universidad merece tener a una o a un líder académico en la Rectoría, que cuente con el respeto de la comunidad y del entorno social y político que rodea a la institución.

2. La UNAM cuenta con una comunidad integrada por académicos, estudiantes y trabajadores que se dividen según su entidad de adscripción, las funciones que desempeñan y los campos de conocimiento a los que se dedican. Las personas conviven, mantienen relaciones sociales y realizan prácticas políticas sobre la base de su actividad y de las categorías y posiciones que ocupan. Piensan distinto y su interacción es la que anima la vida académica y contribuye a la formación de las nuevas generaciones. Los miembros de la comunidad tienen identidad con la institución y con el segmento de la comunidad en el que participan. Ser y sentirse parte genera confianza. La comunidad brinda seguridad de que se puede pensar y crear en libertad, para hablar, razonar, deliberar y llegar a acuerdos para conducir la institución y fortalecer la actividad académica. Producir, transmitir y difundir conocimientos.

En la comunidad existen cuerpos colegiados que se constituyen por una pluralidad de personas que representan a los académicos y a los estudiantes. En dichos órganos se delibera, se discute y se toman decisiones para coordinar acciones a través de las cuales se llevan a cabo las políticas institucionales del conjunto de la institución o de un segmento de la misma. En estos órganos se consiguen acuerdos entre quienes tienen distintas formas de pensar la realidad. La dirección académica es vital en el logro de tales acuerdos. Se trata de un colectivo que por la vía de la razonabilidad es capaz de acordar políticamente. En los cuerpos colegiados se crea y se recrea la la gobernabilidad del rectorado con el propósito de mejorar la docencia y la investigación.

3.Entender cómo se desenvuelven la comunidad y los cuerpos colegiados es imperativo para atacar algunos de los grandes problemas que trajo el desarrollo y el crecimiento de la universidad. El punto es que venimos de un período en el que se impusieron lógicas de mercado a la actividad académica, se acentuó la competencia, en vez de la colaboración; se estimuló la burocratización, la individualización del trabajo y se acentuaron actitudes de pasividad y conformismo en la comunidad. El burocratismo, además, ha estado ligado a actitudes de arrogancia, soberbia y arbitrariedad de algunos directivos, que resultan disruptivas de la esencia y la lógica de la academia. La pandemia, el encierro y las lógicas de mercado se sumaron y contribuyeron a individualizar, a disgregar la comunidad. El próximo rector (a) tendrá el desafío de recomponerla en el conjunto y en sus segmentos con base en la inclusión y la participación.

La Junta de Gobierno, en esta ocasión, tiene el reto de elegir a un académico reconocido y realmente comprometido a cambiar la universidad. Convencido de reafirmar y renovar la autonomía y los valores académicos que le han dado historicidad a la institución. Dispuesto a superar los problemas de fondo, que le den viabilidad de largo aliento a la UNAM.




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