Humberto Muñoz García

Se ha dicho, reiteradamente, que la Universidad Nacional es el Proyecto Cultural más importante de los mexicanos. Desde su creación, en 1910, ha generado y desarrollado el pensamiento racional, el conocimiento científico y humanístico, lo ha transmitido en el aula y difundido a la sociedad. Resguarda y brinda condiciones para proteger y conservar el patrimonio del país, e impulsa manifestaciones artísticas y culturales para dar una formación integral a sus estudiantes y para que la sociedad las conozca y se beneficie de ellas.

Para no abundar, es fundamental que la nueva rectoría refuerce, todavía más, la extensión de la cultura, la tercera función.

En la coyuntura actual, se debe prestar un mayor interés a la extensión porque dota de capital cultural a los estudiantes, crucial para entrar al mercado laboral. Y porque la extensión permite construir una ciudadanía activa que favorezca la democracia, que contrarreste una subjetividad colonizada, que se impulsa por los medios y las redes en sus intentos por hegemonizar contenidos ideológicos que soportan una sociedad violenta. Hoy necesitamos más humanidades y cultura, extenderlas, para salir de la anomia y el miedo, para que haya movilización y actitudes en pos de un desarrollo más igualitario y sin discriminación de cualquier tipo. Sería deseable que el próximo rector sea sensible a planteamientos de esta naturaleza.

• La UNAM de hoy es una organización de gran tamaño, extremadamente compleja y diversificada, académica y geográficamente. Su desarrollo y crecimiento exigió control político para llevarse a cabo, lo que ha culminado en una forma de gobierno centralizada, frente a una comunidad muy heterogénea. El peso de la burocracia sobre la academia ha ido estimulando desconfianza en las autoridades unipersonales. La comunidad académica, fuera del juego decisorio, marcó distancia con la autoridad y ha habido dificultades de diálogo. Los estudiantes perciben que no se resuelven sus problemas. Se gesta un clima conflictivo o de desanimo entre académicos y estudiantes, que es inadecuado al progreso institucional, por así decir.

Con el cambio de rector se espera que la UNAM entre en un período de reflexión para integrar un proyecto de transformación de muchas de sus estructuras que garanticen gobernabilidad y legitimidad, y para que se recupere la fuerza de la autoridad académica. Ello supone muchísimas acciones que no se pueden señalar en unas cuantas palabras.

Por ahora, hay que encontrar los medios para que la vida académica se abra a una participación que se perciba, que se sienta que hay representación y representatividad efectiva en los cuerpos colegiados. Habrá que discutir y establecer acciones que refuercen a los cuerpos colegiados como contrapeso a la autoridad unipersonal y eliminar la arbitrariedad y el patrimonialismo de quién tiene el encargo de dirigir cualquier entidad. En fin, pensar en los mejores tiempos para llevar a cabo cambios jurídicos, sancionados por el Consejo Universitario, que pongan al día a la Universidad para transitar en el Siglo XXI.

• Darles centralidad a los estudiantes, supone brindar mejores condiciones laborales a los profesores de asignatura y modificar la división del trabajo de los académicos de tiempo completo, para que no tengan presiones contrarias a su asistencia al aula y puedan, además, atender a los estudiantes de manera directa, preparar sus clases e investigar sin tensiones para cumplir y borrar los miedos de la evaluación. Los académicos deben efectuar los planes de trabajo aceptados por la institución. Los salarios tienen que ser adecuados y suficientemente diferenciados entre categorías y niveles del Estatuto del Personal Académico, tal que estimulen el desempeño, las promociones y el logro de méritos, mediante concursos dictaminados por Comisiones institucionales.

• Finalmente, cabe recordar que la UNAM es una universidad de investigación y que el conocimiento que produce debe apoyar y auxiliar el desarrollo de la nación. Entre otras cosas, cabe recordar igualmente, que es imprescindible formar cuadros de alto nivel para el país, y que el posgrado requiere que la investigación y la docencia vayan unidos. Los investigadores tienen que reproducirse formando nuevos cuadros y colaborando con quienes inician su vida académica por medio de grupos o seminarios.

En fin, será una tarea de todos utilizar los medios universitarios que sean necesarios para que los académicos recuperen el control de su trabajo, para que la conducción institucional sea flexible y siga criterios académicos, para que la UNAM se mantenga como la máxima casa de estudios de México y una de las mejores en el mundo.

Aparte. Las campañas de presentación de proyectos de los candidatos a rector de la UNAM han sido intensas y se dejan grabadas para quien no pudo asistir y tiene voluntad de verlas. Ha sido un ejercicio interesante para que la comunidad conozca a los aspirantes y tenga la oportunidad de preguntar y cuestionar. En su momento, sería de esperar que se manifiesten las opiniones, positivas o negativas, sobre los candidatos, que auxilien a la Junta de Gobierno en sus decisiones.