Humberto Muñoz García

1. El arribo de nuevas autoridades en la UNAM pone a la institución en un contexto en el que se espera que ocurran modificaciones estructurales y funcionales que le permitan a la institución sortear los desafíos del Siglo XXI en una sociedad como la mexicana, cada vez más compleja, donde hay acuerdos y muchos desacuerdos.

Para la transformación institucional es fundamental tener en cuenta la actualidad universitaria. Los cambios más concretos requerirán discutir asuntos de fondo, que no pueden obviarse. Por ejemplo, un cambio estatutario o reglamentario, por acotado que sea, lleva a la necesidad de discutir en qué punto de su desarrollo está la Universidad. Hemos tenido un curso histórico que ha mantenido la importancia de la UNAM como institución educativa y de investigación. Pero, ciertamente, se han acumulado problemas importantes, que es indispensable comenzar a resolver, sin olvidar que los cambios afectan intereses, que pueden dar surgimiento a movimientos internos.

Por tanto, la transformación tiene que hacerse con el debido cuidado y consenso, porque en el país, además, habrá elecciones presidenciales, y toda protesta puede querer ser aprovechada por las fuerzas en pugna a nivel federal, que buscarán ganar posiciones ante un nuevo mando político nacional.

Se ha anunciado que se va a elaborar un Plan de Desarrollo Institucional (PDI) en el que, supongo, deberá señalarse qué y cómo cambiar la realidad académica de la institución en el corto plazo y dejar planteadas algunas de las cuestiones a lograr en un plazo más largo. El PDI requerirá un análisis empíricamente riguroso a partir de toda la información que la UNAM dispone de sí misma, que permita hacer un balance en el que se resalten los problemas graves, en espera de que las soluciones planteadas logren consensos. Así, es menester marcar la estrategia del cambio y sus posibles opciones. Será indispensable que el contenido sustantivo del Plan de Desarrollo sea sustentado por las investigaciones hechas, y por otras que se consideren necesarias de hacer, para el Diagnóstico de la UNAM que orientará los cambios.

2. El Rector de la UNAM mencionó que habrá necesidad de realizar un esfuerzo para reformar el Estatuto del Personal Académico (EPA). Con base en lo que se señaló en los proyectos de los candidatos a Rector, y con base en los análisis que se han hecho en la academia, dedicada al estudio de la universidad, habrá que tocar lo relativo a la división del trabajo académico, su ejercicio y cómo ocurre la carrera profesional en distintas entidades universitarias. También, considerar la perspectiva de género, el asunto de las múltiples identidades en la comunidad académica, las desigualdades en las condiciones laborales, el pago de los estímulos al desempeño, las expectativas de realización de una carrera académica satisfactoria, las posibilidades de progreso, y una serie de asuntos que ha traído el manejo institucional en cuanto a segmentación, precarización, diferenciación, competencia, méritos, conformismo, individualización, etcétera.

Asimismo, deberá tocarse el tema de quiénes y cómo se integrarán a los cuerpos académicos que dictaminan los resultados de la academia y el apego al EPA de los resultados del dictamen, que es la norma suprema que establece los requisitos de promoción y definitividad en la carrera académica. Igualmente, la participación de los y las académicas en los cuerpos colegiados de autoridad con poder de decisión, teniendo en cuenta la representación y representatividad de sus integrantes.

Es importante dejar en claro la posibilidad de traducir los preceptos estatutarios a espacios particulares, para una mejor comprensión y calificación de lo que se hace y de lo que se responsabiliza cada uno, dada la enorme heterogeneidad organizacional de la Universidad, con tres funciones, diferentes formas de hacer el trabajo académico, con varias figuras, un enorme campo de disciplinas, y entidades que se extienden por todo el país. En fin, aprovechar la oportunidad para favorecer las buenas relaciones sociales en el Campus e insistir en la libertad de pensamiento.

3.También, parece imperativo que se instrumente un sistema de interacción comunicativa directo, para que la comunidad y las autoridades vayan sintonizando la ejecución de normas y procesos del cambio. Habrá que considerar, de igual modo, que hay una cultura y valores en la comunidad que responden a los habitus que se han creado en la historia pasada y reciente de la UNAM, para que, en la medida de lo posible, se puedan manejar tanto las resistencias al cambio como las presiones que busquen extender las medidas a formulas inconvenientes.

Las reformas a las universidades tienen aspectos objetivos y subjetivos a los que no se puede escapar. Se ha abierto una extraordinaria oportunidad histórica para que la UNAM se transforme, vaya adelante y siga respondiendo a su sociedad. Hay que aprovecharla.