Roberto Rodríguez Gómez

El pasado 15 de enero la directora del Conacyt, María Elena Álvarez Buylla Roces, publicó en el diario La Jornada un artículo titulado “La indispensable reforma del posgrado”. En éste la funcionaria afirma: “Se ha reformado el sistema de becas, para asegurar que todo estudiante aceptado en maestrías o doctorados de IES públicas, tanto en el ámbito de las ciencias físico-matemáticas, químico-biológicas, de la tierra y sociales, como en el de las tecnologías, las humanidades y las artes, cuente con su beca, la cual tramitará de manera directa, sin intermediarios y con agilidad.”

¿Ello significa que el Conacyt otorgará becas a la totalidad de estudiantes de posgrado inscritos en IES públicas? Probablemente no, si se toman en cuenta otras declaraciones oficiales del organismo. En el Comunicado 227 del Conacyt se anuncia la renovación del Programa de Becas Nacionales de Posgrado del Conacyt, “con el objetivo de contribuir para que todas y todos los estudiantes de maestría y doctorado de instituciones públicas puedan acceder a una beca de posgrado. En este sentido (Álvarez Buylla), hizo un llamado a las universidades e IES públicas del país para que se sumen a este esfuerzo del Conacyt y destinen mayores recursos para becas de estudiantes de posgrado” (13 de enero 2022).

El segundo texto referido, es decir el del Comunicado Conacyt, abre una perspectiva distinta, en la cual el organismo encargado de coordinar el sistema nacional de ciencia y tecnología otorgará becas a los alumnos de posgrados reconocidos por dicho consejo nacional, y confía en que las universidades y demás instituciones públicas de educación superior se “sumen” al objetivo de suministrar becas a todos los inscritos en programas de este nivel de estudios. Ese llamado, para hacerse realidad, dependerá de la cantidad de recursos disponibles en las instituciones públicas del sistema, lo que, al considerar el escenario financiero del sector en los últimos años, va a resultar de difícil solución.

El vigente “Reglamento de Becas del Programa de Fomento, Formación y Consolidación de Capital Humano de Alto Nivel” (2018) asegura el otorgamiento de un apoyo económico, en la modalidad de “beca de formación”, a los estudiantes inscritos en alguno de los cerca de quinientos programas del padrón del Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC), en el que participan instituciones públicas y privadas.

Sin embargo, una de las vertientes de renovación del sistema de ciencia y tecnología apunta a la modificación del PNPC y su reemplazo por un Sistema Nacional de Posgrados (SNP). El SNP fue anunciado en junio de 2021 y se dijo entonces que entraría en operación este año. Es probable que siga en preparación porque, aunque ha habido declaraciones en el sentido en que se buscará eliminar los sesgos “neoliberales” del PNPC, aún no se han dado a conocer los criterios cuyo cumplimiento otorgará a los programas el reconocimiento respectivo y, por lo consiguiente, la opción de becas Conacyt para los inscritos. No se sabe, entre otros aspectos relevantes, si los posgrados de IES privadas serán elegibles para participar en el SNP.

Por lo pronto, según declaraciones de la titular del organismo, “los becarios con convenios vigentes con el Conacyt, resultado del PNPC, seguirán recibiendo sus becas según esos convenios. Los cambios en los mecanismos de asignación de becas aplicarán a partir de 2022” (Comunicado Conacyt 277, 13 de enero 2022).

En el proyecto de “Reglamento de Becas para el Fortalecimiento de la Comunidad de Humanidades, Ciencias, Tecnología e Innovación”, aun en trámite en la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer), se indica que la beca de posgrado es “aquella que se otorga para cursar estudios de Posgrado en el país o en el extranjero en programas de destacado reconocimiento académico, así como aquellos cuya temática se encuentre alineada a las prioridades de atención nacional, a las estrategias de formación en áreas del conocimiento que atiendan a las mismas.” Es de suponerse, por lo tanto, que el SNP establecerá los criterios que satisfagan esas condiciones de elegibilidad, es decir “destacado reconocimiento académico”, o bien su alineación a las “prioridades de atención nacional” definidas por el propio Conacyt. No sobra decir que el proyecto de reglamento omite mencionar el Sistema Nacional de Posgrados, lo que constituye un defecto reglamentario bastante obvio.

Tampoco se aclara en el proyecto si los estudiantes de posgrados en instituciones privadas son parte de la población objetivo de las becas. La omisión de este punto podría significar, en principio, que no se descarta esa posibilidad en tanto no se prohíbe. Aunque, si se atiende a las expresiones de la titular del Conacyt acerca de la calidad de los posgrados en IES privadas, así como a la postura del organismo sobre la entrega de recursos públicos a los investigadores de IES privadas adscritos al SNI, convendría no perder de vista este ángulo de la cuestión.

El 15 de febrero de 2021 se publicó la convocatoria de Becas Conacyt Nacionales. Este año, de mantenerse el calendario, estaría por emitirse la convocatoria correspondiente a 2022. El problema, que no es menor, es que para entonces difícilmente se contará con un nuevo reglamento de becas y deberían haberse publicado, en su caso, las condiciones del Sistema Nacional de Posgrado. ¿Ello va a ocurrir? ¿Se pospondrá la convocatoria 2022? ¿Se publicará sin haberse aprobado el reglamento de becas y el SNP? Quién sabe.