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Roberto Rodríguez Gómez

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Antecedentes de la reforma curricular: La RIEB 2011

Rodríguez-Gómez, R. (junio 23, 2022). Antecedentes de la reforma curricular: La RIEB 2011. Suplemento Campus Milenio. Núm. 953. 2022-06-23

La propuesta de articulación de la enseñanza básica fue un objetivo planteado desde el sexenio de Vicente Fox (2000-2006), que no se cumplió en la forma pretendida, aunque se sentaron bases para facilitar su continuidad. En la administración encabezada por Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012), el tema sería abordado desde el inicio del sexenio. La SEP de ese periodo contaría con algunas ventajas para dar viabilidad a la iniciativa. La primera, de fundamental importancia, la convergencia política entre el gobierno federal y la dirigencia del SNTE, que se materializaría en la designación, en diciembre de 2006, de José Fernando González Sánchez, yerno de Elba Esther Gordillo, así como en la suscripción de la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE) en mayo de 2008. La ACE incluía el acuerdo de impulsar la reforma de los enfoques, asignaturas y contenidos de la educación básica, la enseñanza de inglés desde preescolar y la promoción de la interculturalidad.

Un segundo elemento que coadyuvó en el diseño de la “transformación educativa”, como fue designada la política educativa sexenal (Plan Nacional de Desarrollo 2007-2018), fue la asesoría brindada por organismos multilaterales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), y varios grupos de especialistas nacionales y extranjeros. También, según se anota en el informe final de la reforma, en el lapso de marzo de 2007 a junio de 2011, el Consejo Nacional de Autoridades Educativas “analizó y aprobó los procesos y productos derivados de la construcción de la Reforma Integral de la Educación Básica; asimismo, tomó y dio seguimiento a 49 acuerdos.”

El tercer elemento favorable fue la prioridad que el gobierno federal asignó al proyecto en el Programa Sectorial de Educación 2007-2012. El instrumento programático fijaba como objetivo central de la política educativa sexenal la “elevación de la calidad educativa”. Dentro de ese propósito general, una de las estrategias era “realizar una reforma integral de la educación básica, centrada en la adopción de un modelo educativo basado en competencias, que responda a las necesidades de desarrollo de México en el siglo XXI.” Con los siguientes elementos: a) asegurar que los planes y programas de estudios estén dirigidos al desarrollo de competencias e involucrar activamente a los docentes frente a grupo en estos procesos de revisión y adecuación; b) revisar y adecuar el perfil de egreso de la educación básica; establecer estándares y metas de desempeño en términos de logros de aprendizaje esperados en todos los grados, niveles y modalidades de la educación básica; c) estimular nuevas prácticas pedagógicas en el aula para el tratamiento de los contenidos de los libros de texto; d) experimentar e interactuar con los contenidos educativos incorporados a las tecnologías de la información y la comunicación.

Parte del trabajo estaba adelantado, por las reformas curriculares del preescolar (2006) y la secundaria (2011). Restaba la reforma integral de la educación primaria y el modelo de articulación entre sus tres niveles. Además, se emprendería un proyecto complementario: la Reforma Integral de la Educación Media Superior (RIEMS), basada en el modelo pedagógico de competencias y con el objetivo de articular el Sistema Nacional de Bachillerato (SNB).

La implementación de la reforma curricular de la primaria fue un proceso gradual. En el informe presidencial de 2008 se informó que “en el periodo septiembre 2007 a agosto 2008, la SEP promovió el diseño de una nueva versión del currículo de primaria para el 1er. y 3er. ciclos, orientada al desarrollo de competencias (…) La propuesta curricular será piloteada en 5 mil escuelas primarias de todo el país a partir del ciclo escolar 2008-2009, con el propósito de retroalimentarla y efectuar adecuaciones y/o modificaciones pertinentes.” Un año después, el informe anual de la SEP indicaba la programación piloto de los programas de los grados faltantes, así como la consolidación de los experimentados el año previo. En 2009 y 2010 se publicaron, en el Diario Oficial de la Federación, los acuerdos SEP correspondientes al plan de estudios y los programas de primaria.

En 2010 la SEP dio a conocer el “Plan de estudios 2009. Educación básica. Primaria”, elaborado por la Dirección General de Desarrollo Curricular. Por último, el informe SEP 2011 indica que durante el ciclo escolar 2010-2011 “se concluyó la revisión, actualización y articulación de los programas para la educación básica, los cuales se concretaron en un Plan de Estudios que articula los tres niveles”. En ese documento se afirma, además, que el Plan, los programas correspondientes y los estándares curriculares de la Reforma (la RIEB) concluirán su generalización en el ciclo escolar 2011-2012”.

Como culminación del proceso, el 19 de agosto de 2011, se difundió el Acuerdo 592 que establece la Articulación de la Educación Básica y la SEP publicó un volumen explicativo de la RIEB titulado “Plan de estudios 2011. Educación Básica”. En este se sintetiza el enfoque de la reforma con base en tres pilares: competencias, estándares curriculares y aprendizajes esperados. Son definidos de la siguiente manera: “Una competencia es la capacidad de responder a diferentes situaciones, e implica un saber hacer (habilidades) con saber (conocimiento), así como la valoración de las consecuencias de ese hacer (valores y actitudes). Los Estándares Curriculares son descriptores de logro y definen aquello que los alumnos demostrarán al concluir un periodo escolar; sintetizan los aprendizajes esperados que, en los programas de educación primaria y secundaria, se organizan por asignatura-grado-bloque, y en educación preescolar por campo formativo-aspecto. Los aprendizajes esperados son indicadores de logro que, en términos de la temporalidad establecida en los programas de estudio, definen lo que se espera de cada alumno en términos de saber, saber hacer y saber ser; además, le dan concreción al trabajo docente al hacer constatable lo que los estudiantes logran, y constituyen un referente para la planificación y la evaluación en el aula.” Se reitera, a modo de conclusión, que “Las competencias, los Estándares Curriculares y los aprendizajes esperados proveerán a los estudiantes de las herramientas necesarias para la aplicación eficiente de todas las formas de conocimientos adquiridos, con la intención de que respondan a las demandas actuales y en diferentes contextos.”




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