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Roberto Rodríguez Gómez

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El gobierno de la ciencia en México. Una retrospectiva/ III

Rodríguez-Gómez, R. (junio 08, 2023). El gobierno de la ciencia en México. Una retrospectiva/ III. Suplemento Campus Milenio. Núm. 1000. 2023-06-08

Puede leer el primer artículo de la serie:
El gobierno de la ciencia en México. Una retrospectiva/ I
Puede leer la segunda entrega:
El gobierno de la ciencia en México. Una retrospectiva/ II

Durante la presidencia de Lázaro Cárdenas del Río (1934-1940) se emprendieron y concretaron varios proyectos orientados a fomentar actividades de investigación científica, a reforzar la educación superior pública, así como a articular la vertiente tecnológica de la formación profesional. Todo ello en el marco del proyecto cardenista de consolidar un modelo educativo de carácter nacionalista, popular y socialista.

La creación del Instituto Politécnico Nacional en 1936 fue precedida por un proyecto de integración de las escuelas técnicas profesionales que coordinaba la Secretaría de Educación Pública, a través del Departamento de Enseñanza Técnica, Industrial y Comercial (DETIC). En 1932 la tarea fue encomendada a una comisión, bajo la denominación de Escuela Nacional Politécnica. La idea, desarrollada por Luis Enrique Erro, Juan O’Gorman, Carlos Vallejo Márquez, José A. Cuevas y José Gómez Tagle, entre otros, consistía en articular una nueva institución de educación superior, de carácter nacional y alternativa a la Universidad Nacional, declarada autónoma en 1929, de carácter eminentemente tecnológico y vinculada a propósitos y prioridades del proyecto de desarrollo nacional. Aunque el proyecto fue formulado y presentado a la autoridad gubernamental, su concreción debió esperar hasta el cambio de gobierno encabezado por el general Cárdenas, cambió su denominación a Instituto Politécnico Nacional y fue integrado por las siguientes instituciones: Escuela Superior de Comercio y Administración (ESCA), Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME), Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA), Escuela Superior de Ingeniería Textil (ESIT), Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía (ENMyH), Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB). En 1937 dicho conglomerado de escuelas fue reunido, salvo la ESIME, en una nueva sede central: el Casco de Santo Tomás.

Varios autores han sugerido que la prioridad concedida por Cárdenas al proyecto de creación del IPN tiene como motivo o telón de fondo el conflicto entre el Estado y la Universidad que se desarrolló en la década de los años treinta. Dicho conflicto tuvo como expresión contundente la autonomía universitaria decretada por la Federación en 1933 que desprendía a la institución universitaria de la esfera gubernamental suprimiendo, incluso, el término “nacional” en su nombre, para quedar “Universidad de México, Autónoma”. Sin despreciar este argumento, también es cierto que varias de las escuelas superiores que integraron el IPN contaban con una amplia trayectoria formativa, algunas de ellas desde el siglo xix, y que integrar a ese conjunto en una institución como el Politécnico daba respuesta a la posibilidad de contar con una instancia coherente para la formación profesional de carácter tecnológico.

En forma prácticamente simultánea al desarrollo del proyecto IPN, la administración de Cárdenas formuló una iniciativa que atendía al propósito de construir una instancia que coordinase al sistema nacional de educación superior y al sistema nacional de ciencia y tecnología. El proyecto respectivo se plasmó en el Consejo Nacional de la Educación Superior y la Investigación Científica (CNESIC), cuyas competencias y composición fueron sancionadas en un decreto del Ejecutivo Federal publicado, en el Diario Oficial de la Federación, el 30 de octubre de 1935.

Según su decreto de creación, el CNESIC cumpliría las siguientes funciones: operar como órgano de consulta del Gobierno Federal en materia de educación superior, ciencia y tecnología; estudiar las condiciones y necesidades del país que pudieran satisfacerse por la educación superior y las actividades de investigación; proponer nuevos establecimientos, así como normas y programas, en materia de educación superior e investigación científica; elaborar proyectos de presupuesto en ambas materias.

En cuanto a su composición, el decreto indicaba que incluiría a un representante de cada secretaría o departamento administrativo de la Federación que tuviera bajo su dependencia un plantel de educación superior o un establecimiento de investigación científica; además, el presidente invitaría a quince miembros que durarían en el cargo dos años. La norma aclaraba, por otra parte, que las actividades del CNESIC tendría un carácter exclusivo de estudio y planeación, no administrativas ni ejecutivas, y que sus propuestas deberían ser ratificadas por el Ejecutivo Federal o, cuando correspondiera, por los órganos de gobierno de las entidades federativas (legislaturas estatales y gobernadores).

Al año siguiente, en 1936, se llevó a cabo el proceso de selección de candidatos para integrar el CNESIC, para lo cual el presidente atendió recomendaciones del sector académico y científico y también nombró a personajes afines a su proyecto político, que habían colaborado con él durante su periodo al frente del gobierno de Michoacán, como fue el caso de los consejeros Jesús Díaz Barriga, Manuel Martínez Báez y Enrique Arreguín. Entre los consejeros con notable reputación académica pueden referirse los nombres de Isaac Ochoterena (primer presidente del CNESIC), Luis Enrique Erro, Juan O´Gorman, Miguel Othón de Mendizábal, Enrique Díaz de León y Manuel Martínez Báez La nómina de consejeros incluía, dato importante para la época, a dos mujeres: Ana María Reyna (bióloga) y María Castro de Amerena (médica).

El CNESIC, en su breve existencia –fue cancelado al término del periodo de Cárdenas, es decir en diciembre de 1938– formuló una veintena de proyectos de interés, con diferente alcance. Entre ellos, el de unificación de planes de estudio de los bachilleratos en las preparatoria oficiales de la República; el de organización de Centros Universitarios en la República, principiando por los de Michoacán y Jalisco; el de creación del Instituto Nacional de Educación Superior para Trabajadores, y el proyecto de formación de un directorio completo de las instituciones de educación superior, universitarias y técnicas que comprendiera datos sobre su organización, cuerpo directivo, tipos de estudios, carreras, número de maestros e investigadores y número de alumnos. Sobre las actividades y proyectos de CNESIC se recomienda la investigación de María Guadalupe Barajas Zedillo, “Ciencia para el pueblo: el Consejo Nacional de Educación Superior y la Investigación Científica, expresión de la política de ciencia del presidente Lázaro Cárdenas”, tesis de maestría en Metodología de la Ciencia, IPN, 2005.

La cancelación del CNESIC ha sido interpretada como un efecto colateral del conflicto que sostenía el gobierno con la Universidad Nacional, la cual tuvo escasa presencia en la organización y funcionamiento de ese Consejo, en razón de su autonomía. También, como resultado de un conflicto de competencias entre los órganos de la SEP y el CNESIC referente a la regulación del sistema nacional de educación superior, y por último por la falta de los recursos necesarios para llevar a cabo los proyectos formulados.




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